El talento de Fernando Fernán Gómez ya repasado aquí en
parte no tuvo límites: interpretación, dirección, teatro, narrativa, guionista,
y miembro de la Real Academia Española hasta el año de su muerte. Desde este
blog, y tras habernos ya centrado en su faceta interpretativa, proseguimos
repasando el talento de este genio polifacético en este caso su labro tras la
cámara.
Para Fernando el gusanillo de la dirección fue precoz. Su
primera película de factoría propia la dirigió tan solo doce años después de su
precoz aparición delante de una cámara de manera casi amateur. Su debut en
solitario fue “El mensaje” (1955), una película ambientada en la guerra de la
independencia de España. Sin embargo tras una serie de películas que le
sirvieron de gran aprendizaje su primer gran éxito no llega hasta 1961 con “La venganza de Don Mendo” famosa adaptación medieval que el mismo también
interpretaría.
De los sesenta son también la famosa comedia “Los palomos”,
una magnífica y arriesgada película de suspense (“El extraño viaje”), en una
época en donde el cine español vivía de las banales comedias que tuviesen
entretenido al reprimido pueblo y una muy buena adaptación sobre la famosa
comedia costumbrista de Mihura “Ninette y un señor de Murcia”, recientemente
adaptada de nuevo por Garci, sin llegar el éxito de Fernan-Gomez ni mucho
menos. Esta década por lo tanto da muestra del conocimiento y versatilidad que
tiene el ya considerado director dentro del mundo del cine, que repito se
hallaba totalmente anclado y controlado por el régimen y su censura, lo que aún
da más valor añadido al excelente trabajo de los Berlanga, Bardem,
Fernán-Gomez…
Ya adentrado en otra década su desbordante talento y su
innegable trabajo lo llevan a firmar obras como “Mi hija Hildegart” (1977),
memoria de un crimen que consternó a la sociedad española o la excelente obra
para la televisión “El pícaro” que a parte de dirigir e interpretar el mismo
guionizó basándose en la famosas novelas picarescas que tanto relumbrón habían
dado a la literatura española siglos atrás.
Por fin llegan los reconocimientos en forma de los recién
estrenados premios Goya. Con “Viaje a ninguna parte” (1986) la academia al
alzarse le rinde todo un homenaje otorgándoles tres de los cinco premios a los que
optaba (mejor película, dirección y guión) en lo que fue su gran obra total
siendo director protagonista y adaptando su propia obra teatral. Más tarde con
“Mambrú se fue a la guerra” (1986) siguió participando activamente de la gala
de los Goya, esta vez ganándolo como mejor actor.
De sus últimas obras conviene destacar el interesante
thriller “Pesadilla para un rico” (1996). Fernando Fernán Gómez seguiría
actuando hasta prácticamente la fecha de su muerte en 2007, pero su despedida
del cine como director vino de mano de “Lazaro de Tormes” (2001), una
especie de homenaje que rememora viejos éxitos pasados.
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