Michael Haneke no es el típico director de cine al uso,
puesto que su reconocimiento por el gran público, sobre todo en Europa, viene
dado a una serie de éxitos al margen de la industria comercial de Hollywood, la
que muchos creen imprescindible hoy en día para triunfar a gran escala en esto
del cine.
El caso es que Haneke, exceptuando un remake de un éxito
pasado suyo, triunfa en prestigiosos festivales de todo el mundo, desde su
Austria natal, buscando financiación europea siempre al margen de los grandes
estudios de la industria norteamericana, lo que lo convierte en una rara avis
entre los directores de éxitos de nuestro días.
Con una excelente formación, estudió filosofía e psicología,
comenzó en el mundo de la interpretación como crítico y dramaturgo, y tras un
breve paso a modo de aprendizaje por la televisión austriaca y alemana lanza su
primera cinta comercial en 1989 con “El séptimo continente”, en la que ya se
dejaba entrever un estilo muy personal, bebedor de grandes autores como
Antonioni, como el mismo Haneke reconoce y que se caracterizará por ser una
obra sombría e inquietante, diseñada para no dejar a nadie indiferente y
probablemente no apta para mentes sensibles.
Su obra continúa por los mismo derroteros con el
controvertido “El video de Benny” (1992) y con “Juegos divertidos”, una de su
obras más conocidas y que será objeto de remake ya bajo el sello americano en
2007, de hecho su única aportación al cine
Hollywood hasta el momento.
Su primer mayor éxito en sus primeros años viene de mano de
“La pianista” (2001), asentada en una excelente interpretación del dueto de
protagonistas supone otra inquietante muestra de lo que el cine de Haneke nos
pretende hacer sentir y parte la gran triunfadora en Cannes, siendo el mejor
filme de esa edición.
Haneke prosigue retratado la mezquindad a través de
enrevesados personajes como en “Caché” (2005), otro inquietante thriller que
aborda la importancia de la intimidad, a través de un turbador vouyerismo, con
el que triunfa en los premios de cine europeos de ese año.
Su siguiente obra es la más reconocida hasta el momento.
Toda una coleccionista de premios, entre los que se incluye el globo de Oro y
la nominación a los socar como mejor filme de habla no inglesa. En “La cinta blanca” (2009), Haneke nos transporta a través de un cuidado blanco y negro y
una impresionante fotografía a la difícil época de la primera guerra mundial.
Toda una oleada de violencia que vendría a turbar la paz de un tranquilo pueblo
y a anticipar lo que sería conocida como la gran guerra.
Hoy en día Haneke puede presumir de ser uno de los
directores más comprometidos y controvertidos en su trabajo. Todo un artista
polifacético que parte de ser el director de la Academia de cine, donde aún da
clase dos veces por semana, y de dirigir ya un par de óperas, esta de
actualidad por el estreno de su última obra hasta el momento. “Amor” (2012) es
todo un drama romántico con el estilo de Haneke que opta a todo en estos Oscar.
En solo unos días veremos si hay un nuevo director oscarizado, lo que si es
irrefutable es el inconfundible estilo de un director que sabe gestionar su
obra de una manera simple y a la vez efectista.
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