Un tema argumental recurrente a la hora de trazar un buen
thriller es el judicial, es decir toda una serie de premisas puestas en tela de
juicio (nunca mejor dicho), que han de desentramar oscuras conspiraciones,
asesinatos si resolver y toda serie de crímenes y estafas cuya solución solo es
apta para mentes abiertas y sesudas.
Un buen caldo de cultivo para este subgénero dentro del
thriller o cine de suspense es el novelista de best-sellers John Grisham ,
todas una serie de novelas sobre el tema que antes o después han sido adaptadas
a la gran pantalla con mayor o menor suerte. Sin más dilaciones comenzamos con
un repaso histórico en torno al cine judicial.
GRANDES CLÁSICOS
El proceso Paradine (1942) – La primera aportación al caso viene de mano del mago del suspense.
No es ni mucho menos una de sus obras “mayores”, pero la aportación de un
reputado actor como Gregory Peck le
da empaque a la cinta.
12 hombres sin piedad (1957) – Una de las mejores cintas sobre el tema judicial la firma Sydney
Lumet en una claustrofóbica sala, diseccionando de manera precisa la
personalidad de un jurado sometido a evaluación. En el 2007 surge un versión
más intimista de Nikita Mikhalkov.
Testigo de cargo (1957) – Una de las obras maestras de Wilder. Un estupendo thriller a la
altura de las mejores obras de Alfred Hitchcock con un espléndido reparto
dedicado a quebrantar la férrea sagacidad de Charles Laugthon
Anatomía de un asesinato (1959) – Otra de las cintas claves del género. Un perfecto drama
judicial que disecciona a la perfección las inquietudes, emociones y
motivaciones de un grupo de personas unidas por las circunstancias delante de
la mesa de un juzgado.
La herencia del viento (1960) – En este caso es la teoría de la evolución de las especies
de Darwin la que se pone en tela de juicio. Un pequeño pueblo del interior de
los EEUU se debate en un aguerrido juicio lo adecuado o no de difundir esas
ideas entre las nuevas generaciones.
Vencedores o vencidos (1961) – Reparto de auténtico lujo que trata de representar lo más fiel
posible los juicios de Nuremberg contra los crímenes de lesa humanidad llevados
a cabo por el nazismo durante la II guerra mundial.
Matar a un ruiseñor (1962) – Recientes encuestas revelan como a Atticus Finch, el noble
protagonista de la novela y de la película como el héroe de ficción por
antonomasia para la sociedad norteamericana. Esto no hace más que revelar la
enorme trascendencia de esta película judicial dentro de la sociedad.
UN POCO DE JUSTICIA
Veredicto final (1982) – Un maduro Paul Newman representa a un abogado alcohólico ya en las
últimas que decide arriesgarse y coger un difícil caso para rehabilitarse tanto
profesional como personalmente
Algunos hombres buenos (1992) – Drama judicial, ambientado en el ejercito y regido por la
ley marcial. Que reúne un reparto de auténtico lujo en una misma película
capitaneado por tres grandes estrellas de los noventa como Tom Cruise, Demi
Moore y Jack Nicholson.
El abogado del diablo (1993) – Lumet regresa al cine judicial para analizar en este caso la
relación entre cliente y abogado en esta cinta cargada el demasía de tensión
sexual, empobreciendo una historia que podía haber dado mucho más de sí.
En el nombre del padre (1993) – Basada en hechos reales, una de las obras maestras de las
últimas décadas se centra en el juicio por terrorismo en una convulsa Irlanda,
lastrada por las diferencias entre católicos y protestantes. Con música de Bono
y un soberbia interpretación de Daniel Day-Lewis resulta una cinta imperdible.
Philadelphia (1993)
– Philadelphia le granjea a un actor ya consolidado por aquel entonces como Tom Hanks la
posibilidad de alzarse con su primer Oscar. Un drama judicial con despidos
improcedentes y conductas homófobas de por medio. Que tocaba un tema tan
candente en la época como el sida.
Causa justa (1995) – Recurrida
historia de falso culpable. Condenado por un crimen que no cometió, en el que
un desinteresado abogado pone todo su tesón y fe a fin de revertir una
situación en la que nadie cree.
Sleepers (1996) – En
esta cinta se pone en tela de juicio la eficacia del sistema judicial, al
encaminar a un grupo de niños que comenten un asesinato por imprudencia a un
duro correccional. A lo largo de la cinta se ve la evolución de los mismos y
como todos encauzan sus vidas de una manera u otra relacionada con la justicia.
Las dos caras de la verdad (1996) – Otro claro ejemplo de abogado que arriesga por un causa
imposible a fin de prosperar su carrera, en este aso recién comenzada y que a
través de su tesón logra abrirse camino
Coacción a un jurado (1996) - Mezcla thrilller con drama
judicial, la cinta se centra, como bien reza su título en castellano, en la
presión a un jurado por parte del entorno del imputado a fin de no se consiga
la tan requerida unanimidad que daría con sus huesos en la cárcel.
Pactar con el diablo (1997) - ¿Qué estarías dispuesto a ofrecer a cambio del éxito? A un joven e
inexperto abogado, Keanu Reeves, se le ofrece esta oportunidad y decide no
rechazarla. Aunque no es oro lo que reluce y lo que parecía un buen trato se
convierte en una pesada losa.
Acción civil (1998) –
Aquí se refleja la sempiterna lucha del hombre de a pie contra las grandes
corporaciones, llenas de recursos económicos y logísticos y que siempre actúan
en beneficio (económico) propio sin importar a quien ni como están perjudicando
en sus ansiada lucha por el poder monetario.
El dilema (1999) – Basada
en hechos reales (a raíz de un artículo de Vanity Fair), relata la, a priori,
desigual lucha entre un individuo y una de la tabacaleras más poderosas e
importantes del mundo.
Erin Brokovich (2000)
– La denominada novia de América, Julia Roberts, consigue su mayor logro
hasta la fecha, logrando alzarse con el Oscar, encarnando a esta mujer coraje
como gran defensora de los derechos de sus vecinos.
El inocente (2011)
– Última aportación reseñable al género hasta la fecha centrada en un abogado
acostumbrado a cubrir litigios de poca monta que por un golpe de azar se ve
envuelto en un complicado caso.
EL RINCÓN DE JOHN
GRISHAM
A continuación las principales adaptaciones del auténtico
genio de la novela judicial. Auténticos best-sellers llevados al cine en con
mayor o menor acierto:
La tapadera (1993) – La primera y una de las más conocidas adaptaciones del autor esconde un
thriller judicial en donde la promesas iniciales de prosperidad y éxito en
un bufete esconden segundas y oscuras
intenciones.
El informe pelícano (1993) – Dos jóvenes deciden investigar el asesinato de dos jueces del
tribunal supremo, sin saber que sus investigaciones descubren poderosas razones
para hacer temer por sus propias vidas.
El cliente (1994)
– Un juicio pendiente de un único testigo, un niño de apenas once años, que se
verá sometido a sinfín de presiones a fin de hacer caer una de la
organizaciones mafiosas más importantes de país. Una milimetrada partida de
ajedrez en donde la pieza más importante debe ser resguardada de todo peligro.
Tiempo de matar (1996) – Drama judicial con tintes racistas en donde un brutal asesinato
respondido con la famosa ley del talión, de ojo por ojo acarreará fatales
consecuencias en un pequeño pueblo de la Norteamérica profunda desenterrando
los viejos fantasmas del racismo.
Cámara sellada (1996)
– Prácticamente nada más finalizar su carrera un joven abogado se ve
involucrado en el caso de su vida: debe salvar a su abuelo del corredor de la
muerte acusado de asesinato a fin de defender la supremacía de la raza blanca.
Legitima defensa (1997) – Otra de las grandes adaptaciones de Grisham, llevada a cargo de
Coppola sobre la eterna lucha del menos favorecido, un recién licenciado Matt
Damon, en contra de los poderosos, en este caso un importante bufete. Todo ello
litigando en torno a lo seguros médicos.
El jurado (2003) –
La adaptación más reciente a nosotros en el tiempo de una novela de Grisham
gira en torno a la industria armamentística y a su infinito poder económico e
influencia social. La clásica historia de una hormiga contra un elefante, pero
en este caso parece que le hormiga es peleona.
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