Tras el pasado repaso a la época muda del cine de Hitchcock, llega la hora de ponernos al día con el resto de su excelente filmografía. Debido a la cantidad y calidad de material rodado a lo largo de su extensa carrera analizaremos por separado su etapa inglesa, con la que alcanza fama mundial, de su etapa norteamericana, en la que rueda sus obras más conocidas.
Para analizar la etapa inglesa partimos de la premisa de que su cine mudo, pese a ser de factoría inglesa también, ya está analizado así que abrimos debate con la primera película hablada de Hitchcock “La muchacha de Londres” (1929), que pese a grabar un versión muda y otra sonora (de la muda a penas se conservan retazos) se convierte oficialmente no solo en la primera película sonora del mago del suspense, sino de toda la historia del cine británico.
Tras la misma, y ya en 1930, Hichcock estrena “Elstree calling”, un “rara avis” dentro de su filmografía. Una especie de colección de sketches de números de music-hall, parodiando el cine policíaco, que pasó con más pena que gloria por las pantallas británicas. Sin llegar a considerarse ni mucho menos una de sus obra mayores, pero sin embargo de con mejor acogida que la anterior fue “Juno y el pavo real”, película que gira en torno a la corrupción del dinero y que es considerada como la segunda película sonora del director británico. Hitchcock cierra el año con cierto éxito, tras volver por sus fueros con “Asesinato”, film en donde el director se regocija con uno de sus temas predilectos: el falso culpable y que con el paso del tiempo parece ser un precursor de uno de sus grandes éxitos: “Falso culpable” (1956), con Henry Fonda.
1931 le da pie para añadir dos películas más a su filmografía: “Juego sucio” sobre las rencillas entre dos vecinos del rural inglés y sobre todo “Lo mejor es lo malo conocido” de nuevo centrada en el poder de corrupción del dinero, algo que parece constante no solo en sus comienzos, sino también en sus grandes obras (véase Psicosis [1960]).
Las películas son cada vez más elaboradas, lo que hace que el frenético ritmo de rodaje de incluso varios films por año comience a disminuir. En 1932 estrena “El número 17”, sobre una pareja de ladrones acosados por la policía tras cometer un sustancioso robo. En 1934 elabora dos películas “Valses de Viena”, una especie de biografía sobre Johan Strauss y sobre todo su primera gran obra sonora (con permiso de “La muchacha de Londres”) “El hombre que sabía demasiado”, una estupenda historia de espionaje e intriga que sufriría un remake ya en suelo americano protagonizado por James Stewart y que cambia la localización original de Suiza por un Marruecos más caluroso.
En 1935 Hitchcock lanza lo que será su mayor éxito en la etapa británica “39 escalones”, una historia de intriga y acción con un argumento que ya define lo que vendrá a ser la obra del joven cineasta británico, a buen seguro que Selznick tomó buena nota de este film a la hora de tomar la decisión de reclutar a Hitchcock para el cine norteamericano.
Tras el gran éxito de “39 escalones”, el mago del suspense repite receta con una historia de espionaje ambientado en la I guerra mundial. Se trata del “El agente secreto” (1936). Ese mismo año lanza “Sabotaje”, adaptación libre de la novela de Conrad, y que al igual que sucedió con “El hombre que sabía demasiado”, será motivo de un remake en América en 1942.
“Inocencia y juventud” es la apuesta del director para el año 1937, nueva historia de falso culpable que obtiene una buena crítica, de un director ya considerado estrella. Para 1938 Hitchcock guarda otra as en la manga, una adaptación de Patricia Highsmith que se convertiría en una de sus obras predilectas en suelo británico y quizá el espaldarazo definitivo para dar el salto a Hollywood se trata de la genial “Alarma en el expreso”, intrigante película en la que Hitchcock consigue mantener la trama de intriga pese a que acontece única y exclusivamente en un tren.
Ya con los ecos cada vez más cercanos de la II guerra mundial Hitchcock rueda su última película antes de emigrar definitivamente a suelo americano de manos del productor y magnate David O. Selznick. “Posada Jamaica” resulta ser una historia sobre piratería que resulta un pequeño lunar dentro de la excelente filmografía del director. Cuenta como aliciente por ser el debut de una joven y bella Maureen O´Hara, una de las pelirrojas más famosas de la historia del cine.
El interés de Selznick y la proximidad de la guerra hacen que Hitchcock se planteé la posibilidad de emigrar de su Inglaterra natal a al meca del cine. Su primera misión rodar una película basada en un libro de Daphne Du Maurier de nombre “Rebeca”, pero eso ya es harina de otro costal, o más bien de otro post.
Despedimos post, eso si, haciendo antes un gran salto en el tiempo, pues sería justo incluir en este pequeña selección de filmografía a las dos últimas películas de un veterano Hitchcock, ya de vuelta de Hollywood y que rueda en suelo británico antes de dejar al cien huérfano para siempre del mago del suspense. Ambas rodadas en los setenta se trata de “Frenesí” (1972), estupenda historia sobre un asesino en serie que tiene atemorizada a la ciudad londinense igual que en tiempos pretéritos lo hacía Jack “el destripador” y “La trama” (1976), su obra póstuma, rodada cuatro años antes de su fallecimiento y que trata sobre las estafas asociadas al mundo de la videncia. Obra al menos que tiene el privilegio de servir de epílogo de tan excelente filmografía.
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