La segunda guerra mundial ha sido y lleva siendo el conflicto bélico del que más películas se han hecho eco. La relativa cercanía en el tiempo y el abundante material, no solo gráfico y sonoro sino a excepción de otras muchas también visual han hecho posible cientos de adaptaciones de batallas, conflictos políticos, escaramuzas de guerra o simples historias llenas de nostalgia que narran la desgarradora época que transformo para siempre la faz de todos los participantes en aquella barbarie, sobre todo la europea.
El germen de este conflicto mundial aparece con el alzamiento del régimen nacional socialista como fuerza dominante en Alemania. Un régimen con un despótico líder que con gran dialéctica llevó al pueblo alemán al mayor conflicto bélico de la historia. Oficialmente la fecha del comienzo de la II guerra mundial es el primero de septiembre de 1939, día en que Alemania decide invadir Polonia lo que acarrea que tanto Francia como el Reino Unido se postulen en contra de Alemania.
El poder alemán aumenta a pasos agigantados, tras la invasión de Polonia se anexiona países colindantes como los Países Bajos o Bélgica y con relativamente poco esfuerzo conquista París.
Alemania con la ayuda del Italia y su régimen fascista tiene varios frentes abiertos por el este tras la conquista de Francia sus miras son ahora el Reino Unido, por el oeste debe hacer frente al numeroso pero poco disciplinado ejercito ruso y al sur se desatan difíciles batallas por el control del Mediterráneo y el norte de África.
Europa era un polvorín y por si fuese poco Japón decide unirse al conflicto auspiciado por el ejército alemán a fin de expandir aun más su dominio por Asia. El error japonés fue atacar a los Estados Unidos provocando que tras muchos años mareando la perdiz finalmente acabase entrando en el conflicto.
Muchas ya famosas son las batallas a lo largo del globo terráqueo desde la gélida Stalingrado en el frete oriental a las batallas a lo largo del pacífico entre portaaviones americanos y los kamikazes japoneses, pasado por la devastación de Europa en el frente occidental o las famosas ratas del desierto que mantenían a línea al general Rommel en las áridas tierras norteafricanas.
Miles y miles de muertos, torturados, de grandes masacres de horribles campos de concentración. Una de las peores épocas y no solo de la historia moderna que finaliza cuando el ejercito aliado consigue por fin entrar en Berlín, tomando el reichtag y asediando a un Hitler que se suicidaría en su bunker al ver todo perdido mientras que meses después el poderoso ejercito norteamericano zanjaba de una vez por todas y de un plumazo la más cruenta guerra con otra barbarie: la famosa detonación de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, lo que produjo la inmediata rendición del imperio japonés.
Unos breves retazos que nos sirven para entender un poco lo acaecido entre 1939 y 1945. Una difícil época que marcó para siempre el devenir de la sociedad moderna y que le cine lleva relatando prácticamente desde el mismo momento de su finalización. Para una mejor organización vamos a repasar las películas más destacadas ambientadas en este conflicto divididas y englobadas en apartados que nos ayuden a comprender mejor el devenir del conflicto.
EL CONFLICTO
Frente occidental
Realmente el grueso de la batalla se llevó a cabo entre alemanes contra ingleses (y sus colonias) y franceses. Una Francia que pese a presentar batalla finalmente cayó en manos enemigas y que pese a pasar la mayor parte de la contienda ocupada nunca cejó en el empeño de luchar por su libertad como relata Tarantino, siempre fiel a su estilo, en “Malditos bastardos” (2009). Ejércitos de partisanos que con pocos medios defendían los intereses de su patria frente al ejercito alemán como muy bien reflejó en 1964 Frankenheimer en su película “El tren”. Toda una oleada de patriotismo reflejada en preciosos frescos históricos como ¿Arde París? (1966) de René Clement.
La situación en las islas británicas no era mucho mejor, aguantaban como podían los continuos bombardeos alemanes, incluso llegaron a quedar aislados en el norte Europa. Situación muy bien reflejada en “Mrs Henderson presenta” (2005) de Stephen Frears o “Expiación” (2007) de Joe Wright, que pese a no ser un película bélica si que refleja fielmente la sociedad británica de aquella época.
Más allá de reflejar un realidad histórica este flanco de la contienda deja buenas historias como “Los violentos de Kelly” (1970), la eterna búsqueda del “dorado”, en este caso al otro lado de las líneas enemigas, misiones suicidas como “El desafío de la águilas” (1968) ambas de Brian G. Hutton, la excelente “Doce del patíbulo” (1967) de Robert Aldrich o “La fortaleza” (1969) de Sydney Pollack.
Sin embargo hablar de guerra en hablar de batallas y la batalla capital de la segunda guerra mundial tiene lugar en este flanco, en concreta través del canal de la Mancha en las constas de Normandía. El 6 de junio de 1944 miles de soldados aliados desembarcaban en Francia a fin de liberarla y progresar hasta el corazón de la mismísima Alemania en un intento desesperado con finalizar de una vez por todas con cinco años de barbarie. La batalla es relatada con gran magnificencia en “El día más largo” (1966), todo un elenco de actores de primera fila que prestaron su imagen para representar de la manera más minuciosa esa crucial batalla. Años después Spielberg cosecharía un nuevo éxito (Oscar incluido) con un historia ambientada en esta batalla “Salvar al Soldado Ryan” (1998), precisamente el protagonista de esa película, Tom Hanks acabaría produciendo otra aclamada miniserie sobre la contienda “Hermanos de Sangre” (2001).
Lo que en un principio supuso el inicio de la guerra con la invasión de Polonia (“Katyn” [2007] de Wajda) finalmente acabó por convertirse en un problema con la entrada en contienda de gigante ruso, poco organizado, pero muy numeroso en efectivos. Las largas incursiones y el gélido frío diezmaban de manera alarmante el ejército y los recursos del imperio alemán.
Este frente también es testigo de grandes batallas como “Stalingrado” (1993) de Joseph Vilsmaier como una de las más sangrientas de la segunda guerra mundial. Una realidad también reflejada en historias como “La cruz de hierro” (1977), única incursión de Peckinpah en el cine bélico o “Enemigo a las puertas” (2001) de Jean-Jacques Annaud, una especie de duelo (esta vez más en la nieve que bajo el sol) entre dos francotiradores (uno alemán y otro ruso).
Batalla por el control del Mediterráneo
Otro punto de vital importancia en esta contienda era el control del norte de África y el Mediterráneo. Alemania que contaba con la colaboración de la Italia fascista y le pasividad de la hipotéticamente neutral España (pero afín en ideas políticas al nacional socialismo alemán) reforzaba la zona a fin de acabar con los intentos de ataques desde la costa africana de los ejércitos aliados.
Héroes como “Las ratas del desierto” (1953) de Robert Wise y batallas que tenían lugar bajo un sol abrasador y en donde se erige por encima de todas la de “Tobruk” (1967) de Arthur Hiller, como también relataba Henry Hathaway en 1971 con su “Comando en el desierto” y que más tarde se trasladan al Mediterráneo ("Los cañones de Navarone”).
El desembarco en Italia no se hace esperar y depara otra batalla con nombre propio dentro de la segunda guerra mundial “La batalla de Anzio” (1968) de Edward Dmytryk que venía ampliar las constantes luchas internas entre aliados y fascistas (“Nido de avispas”).
Aunque sin duda la historia de más renombre de todas las ambientadas en este frente es “El paciente inglés” romántica cinta de Anthony Minghella que en 1996 se alza con 9 Oscars de los 12 a los que optaba.
Batalla del Pacífico
Japón, tentado por Alemania y sus ansias de poder decide entrar en la contienda a fin de poder extender sus dominios. El sorpresivo y traicionero ataque a los Estados Unidos (“Pearl Harbor” [2001] de Michael Bay o “Tora, tora, tora! [1970]), introduce de lleno al ejercito norteamericano en el conflicto y desata la guerra por el Pacífico adelante.
La dura vida del sudeste asiático es relatada por cineastas tanto americanos como en “El imperio del sol” (1987) de Spielberg como japoneses como en la preciosa adaptación al cine a cargo de Takahata (confudador de los Studio Ghibli) “La tumba de las luciérnagas” (1988).
En el plano puramente bélico destacan “La delgada línea roja” (1998) de Terrence Malick o la clásica “El puente sobre el río Kwai” (1957) de David Lean, pero si hay que destacar tres batallas son las de Midway (“La batalla de Midway” [1976] de Jack Smigth), la de Okinawa (“La batalla de Okinawa” [1971] de Kihachi Okamoto), ya la de Iwo Jima, reflejada en el impresionante díptico de Eastwood (“Banderas de nuestros padres” y “Cartas desde Iwo-Jima”).
El control naval
Sea donde fuere (Pacífico, Atlántico, Mediterráneo o Mar del Norte) el control marítimo se antojaba crucial para el desarrollo de la guerra. Así lo sabían los contendientes puesto que el mar a parte de ser un medio de invasión también era un importante medio de abastecimiento y comunicación. En esta época surge el auge de los submarinos y de ahí aparecen películas no aptas para claustrofóbicos. Una de las más aclamadas resulta ser “El submarino” (1981) de Wolfgang Petersen, que pese a no ser un film americano contó en su época con 6 nominaciones al Oscar.
De la misma temática son también la americana “U-571” (2000) de Jonathan Mostow o las pretéritas “Destino Tokio” (1943) de Delmer Daves, capitaneado por Cary Grant, e “Infierno bajo las aguas” (1959) de Gordon Douglas.
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Campos de concentración
Bien es sabido que todos los “indeseables” (judíos, homosexuales, gitanos y cualquier otro detractor de su régimen de terror) asi como los enemigos capturados por Hitler eran enviados y recluidos en fríos barracones a trabajar para el III reich mientras el cuerpo aguantase. El mundo se quedó helado al finalizar la guerra y ver las imágenes divulgadas por los liberadores de tales campos del terror, no sol por la cantidad abismal de muertos sino por el deplorable estado de los pocos supervivientes. Todo un compendio de imagines muy bien relatadas, junto a muchos testimonios de los supervivientes en la miniserie "Shoah" (1985) de Claude Lanzmann.
Crudas y nostálgicas nos resultan dos obras recientes sobre el tema, la afamada fábula de Begnini “La vida es bella” (1997), en donde trata de manera satírica una situación tan cruel y desesperada como la convivencia en una campo de concentración nazi y por otro lado el fenómeno literario y cinematográfico “El niño del pijama de rayas” (2008) de Mark Herman en este caso bajo un prisma de inocencia a través de las vivencias de dos niños (uno hijo de refugiado y otro de un alto cargo nazi).
Los campos de concentración servían también para tener bajo control a los altos cargos aliados capturados en contienda. Las situaciones vividas en esos barracones son contadas en películas como “Traidor en el infierno” (1953), incursión en el cine bélico de Wilder (judío escapado de los horrores de la guerra), en la más reciente “La guerra de Hart” (2002) de Gregory Hoblit o en la famosa cinta protagonizada por Steve McQueen “La gran evasión (1963) de John Sturges.
Mención especial merece “Evasión o victoria”(1981) de John Huston, film que trata al deporte rey (al menos en España) como medio de dignificación (y posterior plan de escape) de uno de estos campos. En el proyecto se enrolaron futbolistas conocidos como Pelé, Ardiles o Bobby Moore.
Varias han sido las cintas que han puesto sus miras en retratar de la manera más fiel posible, no solo los acontecimientos, sino a los protagonistas capitales de esta guerra: sus manías, obsesiones, miedos, iniciativas…todo un compendio de ideas que configuran un caleidoscopio pictográfico de cada uno de los principales protagonistas de la contienda.
La figura principal es obviamente Hitler, el líder alemán que con sus despóticas ideas prende la llama que inicia el conflicto. De Hitler se cuenta en definitiva su vida, desde sus comienzos (“Hitler, el reinado del mal” [2003] de Christian Duguay), acontecimientos importantes (como su intento de asesinato relatado en “Valkiria” [2008] de Bryan Singer) hasta su deceso y muerte (“El hundimiento” [2004] de Oliver Hirschbiegel). Hasta fue incluso excelentemente caricaturizado en la famosa “El gran dictador” (1940) de parte de otro judío en el exilio como fue Chaplin.
Los grandes generales responsables de grandes batallas también fueron objeto de revisiones cinematográficas aquí tenemos a los “MacArthur, el general rebelde” (1977) de Joseph Sargent (polémico alto cargo americano en el frente Pacífico), a los “Rommel, el zorro del desierto” (1951) de Henry Hathaway (excelente estratega nazi que mantuvo en orden a todo el norte de África) o “Patton” (1970) de Franklin J. Schaffner (finalmente convertido en el azote de Rommel y que condujo de manera implacable a los aliados a través del sur de Europa).
Los grandes generales responsables de grandes batallas también fueron objeto de revisiones cinematográficas aquí tenemos a los “MacArthur, el general rebelde” (1977) de Joseph Sargent (polémico alto cargo americano en el frente Pacífico), a los “Rommel, el zorro del desierto” (1951) de Henry Hathaway (excelente estratega nazi que mantuvo en orden a todo el norte de África) o “Patton” (1970) de Franklin J. Schaffner (finalmente convertido en el azote de Rommel y que condujo de manera implacable a los aliados a través del sur de Europa).
Una guerra tan mediática como lo fue la segunda guerra mundial da lugar miles de intrahistorias. De héroes y heroínas anónimos que con arrestos de trabajo y coraje se empecinan en arriesgar sus vidas para defender la libertad de la barbarie que les toca vivir. Muchas de estas historias fueron recogidas y con el tiempo transformadas en películas como la exitosa “La lista de Schindler” (1993) de Spielberg, historia ambientada en Cracovia en donde un empresario hace todo lo posible para facilitar la escapada a los judíos, que de no contar con su ayuda estarían abocados a los campos de concentración o el caso de “Sophie scholl” (2005) de Marc Rothemund, miembro reaccionario de “La rosa blanca”, que tenía como objetivo el derrocamiento del II reich. Aunque quizá la más conocida fuera del cine sea Ana Frank, esa niña que vivió recluida en su casa de Ámsterdam y que finamente pereció en un campo de concentración, como otros tantos judíos, eso si lo que logró sobrevivir fue su famoso diario que nos relata en primera persona la barbarie de la guerra. Otro que le tocó vivir en clandestinidad fue el pianista Wladyslaw Szpilman, judío recluido en Varsovia y cuya historia fue llevada al cine en 2002 por Polanski en “El pianista”.
A parte de esa serie de héroes anónimos que dedicaron su vida de manera altruista a luchas contra lo que ello consideraban injusto. Existen también historias de trabajo y dedicación. Héroes y heroínas que con su dedicación y esfuerzo desde laboratorios clandestinos o mismo desde el campo de batalla aportaron su granito de arena para acercar la paz de manera definitiva es el caso de “Enigma” (2001) de Michael Apted , sobre los científicos que lograron descifrar el código encriptado de la máquina nazi Enigma o aquellos indio navajos que gracias a su desconocida lengua podían enviar mensajes cifrados en la guerra del Pacífico en “Windtalkers” (2002) de John Woo. Héroes como los de Telemark, que arriesgaron sus vidas para sabotear lo que podría haber sido el descubrimiento de la bomba atómica por Alemania como bien reflejó Anthony Mann en su película “Los héroes de Telemark” (1965) o aquellos aguerridos que evitaron el secuestro de Churchill contra en “Ha llegado el águila” (1976) de John Sturges.
En definitiva toda una serie de héroes, batallas, personajes y acontecimientos que llevan nutriendo al cine de buenas historias durante décadas y que tiene visos de seguir por los mismos derroteros. Historias que desde aquí hemos estado desgranando humildemente a fin de comprender un poco más el conflicto bélico más importante de nuestra historia y el enfoque que le ha ido dando el cine a lo largo de los años.
La guerra de Independencia Americana
La guerra de Irak