Llegan las primeras imágenes del próximo trabajo de Clint Eastwood, basado en un gran éxito en Broadway, "Jersey Boys" narra la historia de Frankie Valli y su grupo "Four seasons"; grupo que supo darle un giro a la música tradicional de la época en norteamérica, trayendo con ello un soplo de aire fresco a la juventud reinante en los cincuenta, pero que tembién se supo rodear de polémica. Anhelado estreno, aunque las críticas no la colocan entre lo mejor del Eastwood, que en España se espera para después del verano, fechas por otra parte reservadaa para el público infantil y los grandes "blockbusters"
El teatro siempre ha sido una de
las grandes fuentes de potenciación del séptimo arte. Adaptaciones de obras
teatrales para la gran pantalla, cuna de futuras estrellas del celuloide y
materia prima para guionistas, directores y dramaturgos. En este último apartado
nos vamos a ocupar en este blog de uno de los más reconocidos y de su gran
importancia en el mundo del cine: el norteamericano Tennesse Williams.
Thomas Lanier Williams III, o lo que es lo mismo “Tennesse” Williams nace
en el sur de Estados Unidos en 1911, concretamente en la población de Misisipi.
Un sur que por otra parte sabrá reflejar perfectamente a lo largo de todas sus
obras y se convertirá en una característica definitoria de su obra.
Tras el paso por la ciudad más emblemática del sur de los EEUU, New
Orleans, un joven Tennesse llega a Nueva York para probar su talento, de ahí a
que Hollywood se fijase en el había un corto trecho y todo se hizo oficial al
ser contratado por la Metro para hacer una adaptación de su obra “El zoo de cristal” (1950), que aunque interpretada por un actor de renombre como fue Kirk
Douglas, siempre quedó a la sombra de la posterior versión a cargo de Paul Newman ya finalizados los años ochenta. Eso si esta obra lleva consigo el honor
de ser la primera participación de manera directa de Tennesse Williams en el
séptimo arte.
Su primera gran obra y la que le da renombre no es otra que la
imperecedera “Un tranvía llamado deseo” que abre la década de los cincuenta con
Elia Kazan tras las cámaras y un inconmensurable Brando como Stanley
Kowalsky y una sufrida Vivien Leigh
como Blanche Dubois. La película
fue un rotundo éxito y se alza ni más ni menos que con tres estatuillas (tres
de ellas premiando interpretaciones).
Tras el rotundo éxito Visconti lo recluta para ayudarlo con el guión de
“Senso” y aprovecha este escarceo con Italia para forjar otra adaptación en
este caso “La rosa tatuada” (1955) destacando el papel de la sempiterna Ana
Magnani.
Continua su serie de trabajos con la controvertida “Baby Doll” (1956) de
nuevo junto a Elia Kazan. Obra ambientada en un pegajoso Mississippi, que
incluso cuenta con una breve aparición del propio Williams.
En 1958 se adapta su obra más reconocida junto con la citada “Un tranvía
llamado deseo”. Con “La gata sobre el tejado de zinc”, surge la primera y más
reconocida adaptación de la obra por la que Tennesse Williams logró el
Pullitzer. Una obra que aun hizo más inmortales a sus protagonistas, Paul Newman y Liz Taylor.
Finaliza los cincuenta con dos
obras más. La primera quizá su obra más personal y comprometida. “De repente el último verano” una perturbadora obra que gira en torno a un excelente trío
protagonista, Liz Taylor, Montgomery Clift y Kate Hepburn. Con “Piel de serpiente”, fruto de Sidney Lumet, reune a actores que ya habían actuado
interpretando a personajes de sus adaptaciones pretéritas como Brando o
Magnani.
Sin embargo un año más tarde
llega su tercera, gran adaptación al séptimo arte y viene de mano del talento
de Paul Newman.“Dulce pájaro de juventud” refleja a la perfección ese universo tan reconocible de las obras del
dramaturgo sureño.
Sus últimas adaptaciones, ya en
los sesenta, no resultan tan mediáticas como las de la década pasada. Se
suceden títulos como “Reajuste matrimonial” de George Roy Hill, “Propiedad condenada” de Pollack o “La mujer maldita”, para más gloria de la pareja
Burton-Taylor, son buen ejemplo de ello.
Sin embargo hay una salvedad en lo que será la última gran adaptación
del una obra de Tennesse Williams a la gran pantalla. Y es que “La noche de la iguana” (1964) en lo que no solo una obra redonda sino que contó incluso con un
excelente reparto con un gran reparto (Richard Burton, Ava Gardner o Deborah
Kerr) dirigida por un grande como John Huston.
El canal infantil Clan, perteneciente al RTVE, acerca a los más pequeños el humor de Chaplin. Todo un genio que ve como 100 años después su mítico Charlot regresa con nuevas peripecias en 3D y acompañado de toda una pandilla que harán reír a pequeños y mayores. "Chaplin & co.", de creación francesa, ofrece la posibilidad de que otro tipo de público conozca y se familiarize con Chaplin, lo que lo convierte no solo en método de entretenimiwnto sino un gran homenaje al cine y a este personaje que jamás debería caer en el olvido.
Uno de los grandes directores de toda la historia del cine,
el gran impulsor del cine negro, miembro de una gran estirpe dedicada al mundo
del séptimo arte. La filmografía de John Huston no podía pasarse por alto en
este humilde blog. Si bien los comienzos de John Huston estuvieron más unidos a
la interpretación que a otra cosa, como hijo de Walter Huston se puede decir
que de casta le viene al galgo, sin embargo tras unos comienzos como extra o
papeles secundarios, John Huston se interesó más por los guiones y la
dirección.
Su primera película no pude tener más éxito. Todo un
referente con el cine negro, de hecho muchos críticos la consideran ni más ni
menos que la precursora del género. Con “El halcón maltés”, Huston firmaba no
solo una película redonda, sino que se postulaba como uno de los directores
noveles a tener en cuenta en el mundillo de Hollywood.
Tras el paso de la segunda guerra mundial, en la que se
dedicó como otros muchos de sus congéneres a publicitar el papel estadounidense
en la contienda, llega otra de sus grandes obras. Con “El tesoro de Sierra Madre” no solo se reencuentra con Bogart su actor fetiche, y dirige a su propio
padre (al que le otorgan el Oscar por su excelente actuación), sino que
refrenda su ya consolidado éxito con un Oscar a mejor director y a mejor guión
adaptado, siendo estos los únicos conqueridos a lo largo de su carrera tras
acumular luego un gran número de nominaciones.
Tras el éxito en esta cinta de aventuras, Huston vuelve al
cine negro de nuevo junto a Bogart en “Cayo largo” (1948) y en “La jungla de asfalto” (1950), esta vez con Sterling Hayden con papel protagonista. No cabe
duda que las dos se convierten en títulos importantes dentro del género.
En 1951 llega quizá su título más celebrado, una excelente
puesta en escena gracias a una pareja mítica, Bogart/Kate Hepburn, que no dejan
soberbias interpretaciones (de hecho Bogart de alza con la estatuilla). “La reina de África” no se trata solo de un título que será recordado por ser una
obra clave del cine en general y de Huston en particular, sino por la
dificultad y dureza de un rodaje lleno de anécdotas como bien recoge parte de
ellas otro grande como Clint Eastwood en “Cazador blanco, corazón negro” (1990).
Su siguiente gran título es una película para muchos
fetiche. “Vidas rebeldes” (1961) no fue solo una gran película sino fue la
última para su reconocido trío de protagonistas: Clark Gable (fallecería poco
después de un infarto), Marilyn Monroe (fue su último rodaje completo hasta su
sonado suicidio) y Montgomery Clift (su último papel de relevancia en el mundo
del cine).
Tras obras menores entre las que se incluye “Casino royale” (1967), alocado proyecto por el que pasaron varios directores y que finamente
resulta ser el embrión de la famosa saga de James Bond. Su siguiente gran éxito
no le llegaría hasta su madurez. En 1975 dirige una película sin muchas
pretensiones que el tiempo colocará como una de las mejores cintas de aventuras
nunca hechas. El acierto tiene por título “El hombre que pudo reinar”.
Ya en la década de los ochenta, y ya en su última etapa, sigue firmando
grandes títulos como el clásico bélico “Evasión o victoria” (1981). Cierra su
etapa dándose dos lujos: dirigir a su hija Anjelica en lo que el tiempo
convertirá en otro clásico del cine de gángsteres, “El honor de los Prizzi” (1985), película por la que acumuló nominaciones al Oscar, finalmente no
confirmadas con el premio, y finaliza su filmografía ya mayor y cansado con 81
años en 1987, el mismo de su muerte, con un regreso a sus raíces irlandesas con
al adaptación de Joyce “Dublineses”.
Se acuña como cine quinqui aquel cine hecho en España en los
años setenta y ochenta, donde realmente alcanzó su gran esplendor, que ensalza
la figura del delincuente callejero. Películas urbanas que recrean barrios
marginales y ambientes delictivos y que cuentan con el argot callejero como
otro símbolo de identidad propio.
Los temas más recurrentes son las drogas, en una época en
donde la problemática social de la drogadiccióny el asociado SIDA comenzaba a
tomar tintes alarmantes, y el robo de coches, con la consiguiente persecución
policial.
Pero sin duda la característica principal de esta serie de
filmes tan de moda décadas atrás radicaba en su interpretación y es que esta
era principalmente amateur, algo que daba más realismo a la película, y sobre
todo que además incluso eran interpretadas por reconocidos delincuentes
callejeros que recreaban sus fechorías en esta especie de biopics de barrio.
A continuación os dejo un listado de las mejores o más
reconocidas cintas de cine quinqui. Muchas de ellas alcanzaron un gran éxito en
su época hasta, incluso convertirse en cintas de culto, y fueron además fruto
de varias secuelas, lo que dio pie a varias sagas dentro del cine quinqui, que
relataban la fama de los distintos delincuentes que las interpretaban.
“Perros callejeros” (1977) de José Antonio de la Loma –
Primer gran hito del cine quinqui español. Narra las aventuras de un grupo de
adolescentes de dudosa reputación, comandados por “el torete”. Cuenta con dos secuelas e incluso una versión más “femenina”
“Navajeros” (1980) de Eloy de la Iglesia – En este caso el
protagonista es “el Jaro”, delincuente que a golpe de navaja se abre camino en
los suburbios del Madrid de la movida
“Colegas” (1982) de Eloy de la Iglesia – En este caso lo
protagonistas son más mediáticos de lo habitual, pues son interpretados por los
hermanos Flores, Rosario y Antonio, en un cinta que relata la humilde condición
social de muchos suburbios de gran ciudades.
“El pico” (1983) de Eloy de la Iglesia – Quizá la cinta más
reconocible de género junto a “Perros callejeros”. Relata crudamente el mundo
de las drogas duras, en una época en donde la heroína fue haciendo destrozos en
muchos jóvenes españoles, Cuenta además con una secuela
“Yo, el Vaquilla” (1985) de José Antonio de la Loma – Otro
de los delincuentes de renombre: “el vaquilla”, basada en hechos reales,
incluso es interpretada por el mismo, cuenta la historia de este célebre
delincuente que paso más tiempo encerrado que libre.
“La estanquera de Vallecas” (1987) de Eloy de la Iglesia –
Historia de un claustrofóbico robo en un pequeño estanco, egentado por Emma
Penellá, y que contaba en el reparto con una jovencísima Maribel Verdú, en uno
de sus primeros papeles para la gran pantalla
“El lute: camina o revienta” (1987) de Vicente Aranda – Sin
duda “El Lute” es el delincuente más reconocido de la España de postguerra y
esto gracias en gran medida a las dos películas de Vicente Aranda e
interpretadas por Imanol Arias. Hoy el buen o de Eleuterio ya está en libertad
e incluso ha podido estudiar la carrera de derecho durante su larga estadía en
la cárcel.
“Matar al Nani” (1988) de Roberto Bodegas – “El nani” fue un
delincuente juvenil de la época de la transición, al cual la brutalidad de los
interrogatorio policiales, lo convirtieron no solo en un chivo expiatorio que
pagó por todos los crímenes menores cometidos en las calles de Barcelona por
distintos delincuentes, sino en todo un mito, al morir en un interrogatorio,
algo jamás admitido por la policía. Una película englobada en el género, pero
que destaca más por su carácter de crítica social.
“Volando voy” (2006) de Miguel Albadalejo – Salto en el
tiempo para incluir la última en la lista. Narra la vida de “El pera”, precoz
delincuente que a los nueve años ya robaba y conducía coches.