Con Shirley Maclaine repasamos la figura de una de las
actrices más longevas y reconocidas del panorama actual. Comenzó en el mundo del cine en el ocaso de
las mayors, eso no fue óbice para su participación en obras clave del séptimo
arte, hoy en día y ya frisando los ochenta años aun se la puede ver en
cartelera en una serie de interpretaciones como una secundaria de lujo y a modo
de genial maestra para toda una nueva generación de actores y actrices.
Su debut vino ni más ni menos que de la mano del mago del
suspense. Con “Pero…¿Quién mató a Harry?” (1955), Maclaine se daba a conocer al
mundo con us primer gran papel protagonista.
Su repentina fama le da pie a aparecer en alguna obra de
renombre para finalizar la década de los cincuenta, o bien acompañando a
Sinatra en “Como un torrente” (1958) o formando parte del gran elenco de la
mejor adaptación hasta el momento de la obra de Verne “Vuelta al mundo en ochenta días” (1956).
Pero sin duda su fama llega
gracias a las comedias, en donde su sarcasmo luce mejor que el de
cualquier otra. Todo ello la conduce hacia Wilder, uno de los reconocidos
genios de la comedia, el cual ala une a otro comediante de primera como el
histriónico Jack Lemmon, obteniendo como resultado una de las mejores comedias
de todos los tiempos. “El apartamento” (1960) es una de esas cintas de
visionado obligatorio para todo aquel cinéfilo que se precie. Toda una obra
maestra del cine que además reporta la oportunidad a Shirley de luchar por su
primer Oscar (suerte que reacaería esta vez en Liz Taylor por “Una mujer marcada”).
El devenir de la década sigue por los mismos derroteros.
Comedia tras comedia con alguna excepción como el drama junto a Audrey Hepburn
con tintes misóginos “La calumnia” (1961). Del género cómico destacamos otro
gran éxito junto a Billy Wilder como “Irma de dulce” (1963) como otra de las
obras clave tanto el a carrera del director como la de al actriz. Un prostituta
de buen corazón que traerá a Lemmon de nuevo por la calle de la amargura.
Los setenta conllevan su debut en la televisión y su primera
y única aparición en un western, en este caso en junto a un gran entendido en
la materia como Eastwood en “Dos mulas y una mujer” (1970), sin embargo su
mejor obra en esta década, un drama costumbrista de título “Bienvenido Mr.Chance” (1979), llega ya casi
finalizándola.
Con los años ochenta parece revivir un especie de segunda
juventud y los éxitos pretéritos parecen volver a repetirse en su carrera a
pesar de estar ya en lo cincuenta años, edad considerable para mucha actrices,
lejana a su juventud tan idónea para alocados romances y más destinada a
papeles secundario como madres o abuelas de los protagonistas principales.
Maclaine rueda a un gran ritmo pese a su ya comentada atípica edad sin embargo
todos esos título quedan a la sombra de “La fuerza del cariño” (1983), sin duda
la película de ese año y la oportunidad de poder al fin alzarse con la ansiada
estatuílla que tanto tiempo llevaba anhelando.
Pero no solo los ochenta son “La fuerza del cariño”, Maclaine
tiene la oportunidad de seguir sumando títulos a fin de enriquecer su ya
flamante filmografía. Hablamos de títulos importantes para la década como
“Magnolias de acero” (1989) o “Postales desde el filo” (1990).
A raíz de los noventa su participación, en cuanto a calidad,
no cantidad, comienza a bajar gradualmente y sus participaciones son cada vez
más medidas, aun así importantes títulos como la nueva versión de “Embrujada” (2005) o comedias románticas del tipo “Dicen por ahí” (2005) pueden presumir de
contar en su elenco con un secundaria de lujo y que ya cerca de los ochenta
años se ve con fuerzas para presentar nuevo proyectos. ¡Larga vida a Shirley
Maclaine!.
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