La civilización egipcia pasa por ser una de las más longevas
y fascinantes de la historia de la humanidad. A lo largo de río Nilo aun
todavía hoy en día se erigen fastuosas pirámides e impresionantes templos como
legado imperecedero de una civilización que reinó el mundo conocido durante más
de tres mil años.
Todo comenzó en el rico delta del Nilo como cinco mil
quinientos años atrás, en donde distintos pueblos nómadas deciden afincarse
para aprovechar los extraordinarios recursos que aquella rica tierra podía
ofrecerles. La cabeza visible de esta civilización era el faraón, literalmente
un dios viviente, al que se agasajaba con todo tipo de riquezas y sacrificios,
fruto de esta alabanza quedan por ejemplo las famosas pirámides de Guiza, el
único de las siete maravillas antiguas conservada y los monumentos más grandes
construidos por el hombre hasta la llegada de la edad media y las catedrales.
Tras este primer período de esplendor y expansión, la
riqueza y capital se traslada al norte en donde quedan como legados los grandes
templos de Luxor y Karnak, y en donde los faraones eran enterrados en
recónditas simas, el conocido ahora como valle de los reyes, a fin de evitar la
acción de los saqueadores de tumbas. Este periodo de máximo esplendor, en donde
se sucedieron los más grandes faraones que ha dado la civilización egipcia y en
donde, exceptuando la pirámides anteriormente citadas, se lograron todos los
hitos arquitectónicos que aun hoy se pueden admirar fue cayendo en declive poco
a poco, fruto de las continuas luchas internas y en la aparición de otras
grandes civilizaciones como la griega y posteriormente la romana, que incluso
acabó invadiendo los rescoldos de aquel gran imperio.
El ocaso llegó pues con la invasión romana de una estirpe en
declive, la ptolomeica, descendiente del famoso guardateniente de Alejandro
Magno, que años atrás había dejado su impronta por la tierra de oriente. Con
Cleopatra VIII, una de sus más famosas líderes llega el fin de uno de los más
grandes imperios que ha dado la faz de la tierra.
Después de esta sucinta introducción, puesto que esto no
pretende ser un blog de historia ni mucho menos, entramos en materia y es que
esta grandiosa civilización fue y sigue siendo fuente de inspiración para el
séptimo arte. La grandiosidad de su forma de vida, la fascinación de la
arqueología por la búsqueda de su legado, el misterio en torno a su concepción
de la muerte, personificada en las famosas momias, o su excepcional legado no
son sino alicientes para que el mundo del cine lleve interesándose por esta
cultura prácticamente desde la aparición de la primera película. He aquí
algunas de las más relevantes.
Grandes superproducciones se han hecho cargo, sin atenerse a
gastos, por mostrar el modo de vida de este fascinante pueblo. Así lo comprobamos
en “Tierra de faraones” (1955) o las
versiones sobre la vida de Cleopatra. La primera a bajo los rasgos de Claudette Colbert y la segunda y más reconocida con Liz Taylor.
Grandes producciones a las que se le puede unir las bíblicas versiónes de la vida de Moisés a cargo de Cecil B. DeMille, ambientadas en suelo egipcio de título “Los diez mandamientos” (una de época muda y otra bajo el gran esplendor del tecnicolor).
Otras cintas de la época sin tanta repercusión, pero igual de espectaculares son “Sinuhé el egipcio” (1945) o las europeas “Faraón” (1966), una precisa muestra de la vida en aquellos tiempos de fastuosidad o “Nefertiti, la reina del Nilo” (1961), la otra gran dama de esta civilización con permiso de la eterna Cleopatra.
La fascinación por las momias y el halo de misterio que las envuelve es objeto de adaptación en un principio como un clásico del cine de terror, revalorizándose en los sesenta por la mítica Hammer, en donde una momias muy bien envueltas volvía a la vida en una especie de maldición para vengarse de quién perturbó su sueño eterno.
De idéntico argumento, pero con un giro más cercano a la acción y la aventura en la famosa saga iniciada a finales de los noventa con Brendan Fraser a la cabeza sobre la Momia. O la ya más reciente “Adele y el misterio de la momia” (2010), cargada de elementos cómicos.
En los últimos años siguen apareciendo adaptaciones de distinta índole. Unas más como un producto de serie B como “Esfinge” (1981), otras destinadas a narrar sucesos como la famosa aparición de la tumba de Tutankamón a manos de Howard Carter o la recreación de Amenabar del egipcio copto y los pioneros cristianos en “Ágora” (2009), su ultima película hasta la fecha.
El mundo de comic y de la animación también tiene cabida en esta sección, Sabida es la famosa visita de Asterix y Obelix a Cleopatra o la adaptación del mito de Moisés a la animación allá por los noventa bajo el título “El príncipe de Egipto” (1998)
Muchas han sido y muchas seguirán siendo las adaptaciones de la denominada
por muchos la civilización más grande de la historia. Sea o no ahí está su
legado y su influencia en todos los campos de nuestra sociedad, entre los
cuales, tal y como hemos comprobado, el cine no iba a ser menos.
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