jueves, 31 de enero de 2013

Buceando por la red: Historia del cine en dos minutos

Me encuentro por la red todo un homeje cinéfilo, y es que pocas veces ser ve un resumen de más de cien años de historia de cine en apenas dos minutos. Es lo que tiene el cine que es mágico...


martes, 29 de enero de 2013

Lana Turner



A priori Lana Turner representa a ese prototipo de actriz exuberante de gran belleza y larga melena rubia que trae a los hombres por el camino de la amargura, gracias a sus contoneos y a ese sex appeal innato que la hace la perdición de cualquier hombre. Es sin duda el gran símbolo sexual de los años cuarenta para millones de norteamericanos, y una de las más recordadas mediante fotos pin-up en las trincheras y barracones de la segunda guerra mundial. Sabedora de ello, Lana Turner era la primera en explotar esa faceta, pero si indagamos un poco más allá en su vida y obra vemos a un actriz de gran talento, que sin embargo llevaba una vida muy desordenada e inestable, con múltiples matrimonios y escarceos, así como numerosos escándalos posiblemente todo ello derivado de un serio problema de autoestima.

La vida artística de Lana Turner comienza al igual que otras jovencitas de su edad por la publicidad, sin embargo su desparpajo y su exuberante físico le facilitaron su entrada en el mundo de Hollywood, primero con veladas a apariciones que no se ceñían más allá que a mostrar su físico y más tarde con pequeñas aportaciones en las que ya podía intuirse la actriz que luego llegaría.

Pese a estos múltiples trabajos, la fama para Lana Turner no llegaría hasta los años cuarenta, en donde tras compartir cartel con grandes actores y firmar un puñado de excelente obras no solo se convierte en una reputada actriz, sin o en todo un símbolo erótico para la nación más cinematográfica del mundo.

Sus primeros grandes papeles vinieron junto a grandes actores de la época como Spencer Tracy y Robert Taylor con quienes colabora respectivamente en la famosa adaptación del clásico de Stevenson “El extraño caso del Dr Jekyll” (1941) y con todo un precedente del cine negro como “Senda prohibida” (1942).


Sin embargo su gran legado llegará en 1946 con la versión “El cartero siempre llama dos veces” un papel por el que todos identificamos a Lana Turner y que al alzó definitivamente al estrellato cinematográfico y la convierte en toda una sex simbol.


La carrera de Lana se encontraba en los más alto así aprovecha el tirón de su gran éxito para enrolarse en grandes proyectos como la enésima y una de las más recordadas versiones de la conocida novela Dumas “Los tres mosqueteros” (1948) o por otro gran clásico de la historia del cine como fue “Cautivos de mal” (1952).


Su vida privada sin embargo corrí de forma inversamente proporcional a su carrera, sonados eran sus romances con compañeros de reparto y demasiado numerosos sus matrimonios (se cesó hasta un total de siete veces) lo que da muestra de su gran inestabilidad sentimental. Todo se acrecenta con problemas de alcoholismo y el misterioso asesinato de un amante suyo (se dice que por parte de su hija en defensa propia por los reiterados malos tratos recibidos tanto a su persona como a la de Lana Turner). El caso es que tanto escándalo, parte de ser la comidilla de la prensa sensacionalista, comenzó a hacer mella en la hasta entonces impoluta carrera de Lana Turner y con ello comenzó su declive.

Pese a esa serie de problemas personales Lana Turner todavía tuvo tiempo de participar en un par de grandes obras y es que precisamente fue con la primera de ellas, “Vidas borrascosas” (1957),  por la que consigue su única nominación al Oscar. La otra es uno de los excelentes y lacrimales melodramas a los que nos tenía acostumbrados Douglas Sirk, y no uno cualquiera, sino en “Imitación a la vida” (1959), uno de sus más reconocidos y toda una obra maestra del cine


Este par de aportaciones no son más que un espejismo pues la carrera de Lana Turner comienza a ir cuesta abajo y lo que es peor sin frenos. Sus apariciones son cada vez más escasas y la calidad de las mismas más que dudosa. Tan pronto se la puede ver en dramas como “Retrato en negro” (1960), como en comedias ("Trampa a mi marido" [1962]) e incluso en algún que otro capítulo de la exitosa serie de los ochenta “Falcon Crest”. Sin embargo las actuaciones estelares de Lana Turner ya parecían quedar ancladas en el pasado y ya lejana parecía a aquella época en la que fascinaba al mundo con un simple pestañeo. Así a mediados de los noventa y sumida en un relativo olvido de un Hollywood que había dejado definitivamente años atrás, Lana Turner fallecía a los 75 años en su casa de Los Ángeles.


lunes, 28 de enero de 2013

Luchino Visconti


Nos volvemos de nuevo cara el neorrealismo italiano para repasar otra de sus figuras relevantes, y es que con la obra de Visconti no solo analizamos una pieza clave de este movimiento, sino el legado de uno de los directores más grandes de cine europeo.

De origen aristocrático, Visconti comenzó a formarse y a tomar conciencia del cine como un instrumento que iba más allá que el mero hecho de relatar historias en Francia. En el país vecino de mano de un maestro como Renoir entró en contacto con realismo poético, movimiento que claramente le influenció y que inmediatamente intentó trasladar a su obra.

Su debut tras la cámara llegó en plena segunda guerra mundial y no podría tener más éxito pues con ”Obsesión” (1942), una precisa adaptación de la novela de Cain “El cartero siempre llama dos veces” (que pese a ser prohibida por el régimen fascista), acuña un nuevo movimiento denominado neorrealismo, que supondría todo un acontecimiento para el cine de postguerra.


El movimiento pronto ganó nuevos adeptos como Fellini, De Sica o Rossellini, sin embargo a Visconti siempre le quedará el honor de haber sido el impulsor de este movimiento artístico que tanto se arraigó en el mundo del cine tras sufrir una difícil época. El caso es que Visconti prosiguió con su trabajo, siempre vinculado a ese cine de marcado carácter social, como bien apreciamos en sus dos siguientes obras. En “La tierra tiembla” (1948) y “Bellísima” (1951) Visconti retaza a la perfección la opresión de un pueblo sumido en la pobreza de devastación posterior a una guerra; una etapa de cambio y sobre todo de muchos esfuerzo y trabajo.


Su siguiente obra destacable, “Senso” (1954), es un retrato de la aristocracia que el bien conocía de cuna. En este caso nos muestra la Italia de finales de XIX, una Italia convulsa e inmiscuida de lleno en guerras por delimitar su frontera, pero una Italia a la vez guardiana de bellas ciudades como marco de historias de amor como de la que se ocupa en la misma.


Tras “Senso” llegan lo que a priori serán sus obras más recordadas junto a “Obsesión”. Primeramente con la aclamada “Rocco y sus hermanos” (1960), una de las obras cumbre del cine italiano y en donde, volviendo de nuevo a sus inicios neorrealistas, Visconti nos muestra la difícil adaptación al medio de las familias italianas de postguerra, en este caso representadas por una viuda con cinco hijos, cada uno de los cueles intentará enfrentarse a su porvenir de la mejor forma posible.


Su otra gran obra es el retrato de la aristocracia por excelencia. “El gatopardo” (1963), basada en la
famosa novela de Lampedusa, refleja como ninguna otra la decadencia de la aristocracia. Una aristocracia, otrora poderoso eje en el engranaje de la sociedad italiana de los últimos siglos, que ve como paulatinamente su poder se debilita hasta el punto de vivir en lúgubres y vacías mansiones alimentando su dañado ego de recuerdos de tiempos mejores. Todo un bello retrato lleno de inolvidables interpretaciones y de fastuosos decorados. Sin duda uno de los mejores legado del director italiano.


Lejos de regodearse con su creciente éxito, Visconti sigue rodando fiel a sus ideas sociales y así aparecen pues nuevos ejemplo como “El extranjero” (1967) o “La caída de los dioses” (1969), como una clara crítica al nazismo y a los gobiernos dictatoriales que tan de cerca le tocó vivir en los pasados años del fascismo italiano.


Su última gran obra sería “Muerte en Venecia” (1971), en la cual, apoyado en un gran Dirk Bogarde, retrata la decadencia humana como contraposición a la belleza efímera, en este ceso representada por un angelical adolescente, que convierte el retiro del protagonista en un tormento de sentimientos que agitan aun más su convulsa mente.


Su obra finaliza en los setenta con nuevos retratos de la realeza como en la exhaustiva composición de la vida de Luís II de Baviera en la obra homónima de 1972 o con un bello retrato de la Toscana de siglo XIX en una bella historia de amor relatada en “El inocente” (1976). El caso es que ese mismo años Visconti fallecía prematuramente antes de cumplir los setenta años en su casa de Roma. Una muerte que probablemente nos halla privado de alguna de tantas y tantas obras que le genio del neorrealismo tenia en mente. Lo que si es cierto es que a lo largo de más de treinta años de trabajo, Visconti nos ha hechos disfrutar de títulos claves no solo del movimiento neorrealista, sino del cine en general.  

domingo, 27 de enero de 2013

Obituario


Nagisa Oshima (31/3/1931-15/1/2013) - (Director y guionista japonés creador entre otras de "El imperio de los sentidos")


 Fernando Guillén (22/11/1932-17/1/2013) - (reconocido actor de cine y teatro español)


viernes, 25 de enero de 2013

Biopics: los políticos


Con el reciente y mediático estreno mundial de la última obra del rey midas del cine, versada en uno de las figuras más representativas de la historia moderna, siendo uno de los artífices de la aparición de la que hasta ahora, siempre con permiso de China, ha sido considerada como la nación capaz de “regir”, gracias a su capacidad económica y su población, al resto del planeta. Tanto sus éxitos como sus fracasos repercuten en el resto del mundo con pasmosa facilidad y sin alejarnos más del tema el estreno de “Lincoln”  nos da la oportunidad de repasar en este blog la conexión entre el cine y las relevantes figuras que a lo largo de la historia ha dado la política, como un alternativa de poder al ya obsoleto poder de la realeza, hoy en día a penas considerada en un puñado de países europeos, entre los que nos incluimos, como un mero símbolo representativo.

Política en los Estados Unidos

Como bien es sabido la producción y divulgación del cine patentado en Norteamérica no está al alcance de ningún país, puesto que el único que le puede hacer sombra en cuanto a producción es el cine de Bollywood, aunque su comercio sea meramente interno y escasas sean las obras que transciendan más allá de las fronteras de la India.

Siendo así no es de extrañar que los mayores ejemplos de biopics sobre grandes figura políticas sean de los grandes presidentes norteamericanos, que en distintas épocas manejaron a la mayor nación del mundo actual con mano férrea y son recordados en las páginas de historia por distintos motivos.

Así encontramos biopics sobre los considerados padres de la nación siendo George Washington el más retratado en el cine con versiones de su vida y su participación en la guerra de independencia americana o el ya mentado Lincoln, cuya versión de 2012 si es la más mediática en torno a su persona, pero no la primera ya que cuenta con tempranas versiones de aclamados directores como D.W. Griffith o John Ford e incluso que al igual que Washington con posteriores miniseries televisivas que repasaban su intensa vida. En este primer grupo también incluimos a otro insigne presidente de aquellos importantes años como fue Theodore Roosevelt, con la salvedad de que su aparición aun está por llegar pues para 2014 se lo espera en la gran pantalla encarnado por Leonardo Di Caprio en un nuevo proyecto de Martin Scorsese.


Ya más cercanos a nosotros en el tiempo, pero no por ello menos mediáticos fueron John Fitzgerald Kennedy, cuyo trágico asesinato, recogido en la cinta de Oliver Stone “JFK” (1991), consternó al mundo y aún hoy en día es motivo de debate. Tal fue su trascendencia que incluso su familia, marcada siempre por la fatalidad, fue motivo de adaptación a la gran pantalla como así se hizo en 1990 y más recientemente en 2011.


La otra gran figura de la política norteamericana en los sesenta fue precisamente el opositor y sucesor de Kennedy, Richard Nixon y su tan recordado batacazo en el caso Watergate sobre escuchas ilegales que salpicaban y de que manera a la considerada persona más poderosa sobre la faz de la tierra en aquellos momentos. Tema muy bien recogido en “Todos los hombres del presidente” (1976) y en la posterior cinta de Oliver Stone “Nixon” (1995) y como bien se relata en la reciente “El desafío: Frost contra Nixon” (2008), que relata los hechos de la famosa entrevista pública concedida por Nixon años después del escándalo al periodista David Frost.


Las figuras políticas relevantes de los últimos años de tampoco se escapan de la mirada del cine así en 2011 llegó a nosotros una documental sobre “Reagan”, o la familia Bush, que también sale reflejada gracias a su influencia en la política mundial en los últimos años. Ni siquiera el mismísimo Obama, recientemente jurando su segundo y último mandato al frente de la nación más poderosa del mundo, se escapa a la mirada crítica del cine documental.

Política en sudamérica

Donde también encontramos amplia representación política en el cine es en los países sudamericanos, aunque a diferencia del cine patentado en Hollywood, la participación de estos en el cine viene marcada por le género del documental, siendo varios los ejemplos.

En Argentina tenemos la figura de Perón y su famosa mujer Eva Perón, a como muchos la recuerdan Evita, fruto incluso de un musical y más recientemente otra pareja famosa fueron el malogrado Nestor Kirchner (2012) y su esposa actual dirigente del país Cristina Kirchner.


De Perú nos llega el mandato de Fujimori (2005) recordado por su largo mandato de corrupción y de Chile el del Salvador Allende, derrocado por el golpe de estado de Pinochet, que dio pie a una oscura etapa en la reciente historia del país chileno.


Política en Europa

La política en Europa viene marcada por grandes nombras así como los franceses Miterrand, Chirac o Sarkozy tienen sus respectivas versiones cinematográficas los británicos llevan al cine a dos de sus más insignes figuras políticas: a Winston Churchill cuya tenacidad tuvo mucho que ver para que la balanza de la segunda guerra mundial cayese del lado británico y a Margaret Thatcher, la llamada dama de hierro, que recientemente le granjeó su segundo Oscar a Meryl Streep.

 

Política en España

Aunque más escasos también hay ejemplos de conexión entre el cine y la política en España. Recordada es la vida del último presidente de una España republican a al que se rinde homenaje en “Azaña. Cuatro días de julio” (2008) o de igual forma a otra figura relevante de la escena política de nuestro país. Todo un homenaje que el cine quiso rendir, en forma de telefilme, a una figura relevante de la transición española y al primer presidente elegido democráticamente tras una largo devenir de dictadura franquista con “Adolfo Suárez, el presidente” (2010).



martes, 22 de enero de 2013

Frases de cine


"Luchad, y puede que muráis. Huid y viviréis... un tiempo al menos. Y cuando estéis en vuestro lecho de muerte dentro de muchos años, ¿no cambiaréis todos los días desde aquí hasta entonces por una oportunidad, sólo una oportunidad, de volver aquí y decir a nuestros enemigos: Pueden quitarnos la vida, pero jamás nos quitarán... ¡La libertad!"


Mel Gibson como William Wallace en "Braveheart" (1995)

lunes, 21 de enero de 2013

Bette Davis


Odiada y admirada a partes iguales lo que es innegable es el grandísimo legado de una de las actrices mejores reconocidas de todos los tiempos. Tan famosa por sus excelentes interpretaciones, plagadas de personajes antipáticos cara el gran público (algo que temían la mayoría de las actrices), como por sus continuas trifulcas con compañeros de rodaje a los que su duro carácter y su egocentrismo los llevaba la mayoría de la veces por el camino de la perdición, siendo famosas en el mundillo de Hollywood las trifulcas durante los rodajes de sus películas. Esta es la vida y obra de Bette Davis, una de las actrices más recordadas y galardonadas de toda la historia del cine.

Para remontarnos a sus orígenes debemos trasladarnos Massachussets, puesto que aquí es donde nace un 5 de abril de 1908 en seno de una familia acomodada de ascendencia británica. Familia que por otra parte se vería dividida en la tierna infancia de Bette, puesto que sus padres divorciaban, lo que conducía la joven niña cara un estricto internado, junto a su única hermana. Una dura situación que duraría seis años y que haría melle en la personalidad de la futura Bette Davis . En 1921 llegan a Nueva York de mano de su madre, en la cosmopolita ciudad la joven Bette tendrá sus primeros escarceos con la publicidad, su madre trabajaba como fotógrafa, y comenzó su fascinación por el mundo del cine.

Tras su pertinente paso por Broadway, sus primeros papeles no llegaron hasta la irrupción del cine sonoro. De mano de la Warner Brothers comienza a participar en melodramas de época. “Esclavos de la tierra” o “Veinte mil años en Sing Sing” ambas de 1932 son sus primeras apariciones de calibre. En 1934 con tan solo veintiséis años llega su primera de sus once nominaciones a los Oscar con uno de sus muchos papeles de mujer fatal, en donde Bette se desenvolvía como pez en el agua, atormentaba la vida de Leslie Howard en “Cautivo del deseo”.



Pese a su juventud su fama crecía como la espuma y tan solo un año más tarde se llevaba el gato al agua y con un papel similar al anterior en “Peligrosa” lograba la primera de sus estatuíllas.


La carrera de Bette parecía no tocar techo y el éxito de sus películas estaba garantizado así participa en títulos clave de la historia cinematográfica como “El bosque petrificado” (1936) de nuevo junto a Leslie Howard y con Humphrey Bogart en uno de sus primeros papeles, o “Kid Galahad” (1937) formando pareja con un ya consolidado Edward G. Robinson.


in embargo el fuerte carácter de Bette Davis entra en acción y decide dejar plantada a la Warner, con quien tenía un suculento contrato, alegando que la calidad de las películas que le proponían estaba muy por debajo de sus cualidades interpretativas. Davis viaja a a Europa y firma suculentos contratos, sin embargo una demanda de la Warner la devuelve a Hollywood con el rabo entre las piernas y con su imagen seriamente dañada. Paradójicamente en esta fecha se inicia lo que sería la mejor etapa de la actriz. Aparece con gran éxito en “La mujer marcada” (1937), todo un precedente del cine negro y consigue su segundo Oscar con un estupendo melodrama de época con “Jezabel” (1939) en uno de los papeles por los que la actriz será más recordada.


Antes de la segunda guerra mundial aun tiene tiempo de triunfar con melodramas muy al gusto de la época como “Amarga victoria” (1939), que le reporta una nueva nominación a los Oscar, o en cintas históricas como “La vida privada de Elizabeth y Essex”, también de 1939, en donde daba vida a la una de las monarcas más famosas de todos los tiempos: Isabel I de Inglaterra.


Sin embargo sus grandes éxitos durante esta época tendrían un denominador común. En ambos se hacía cargo del papel de una despiadada dama que no tenía el más mínimo de tapujo de manejar a quien hiciese falta y a obrar de cualquier manera con tal de conseguir sus objetivos las dos aportaciones en cuestión ya datan de una nueva década en 1940 se estrena “La carta” y un año más tarde “La loba”, otra de sus obras más reconocidas. Por ambas obtiene sendas nominaciones a alzarse con la estatuilla a mejor actriz, pero pese a su gran actuación la competencia en aquellos tiempos por el galardón era feroz.


La segunda guerra mundial le supuso a Bette más trabajo, no solo con nuevas aportaciones para mantener alta la moral de pueblo norteamericano, sino con un encomiable labor promocionado bonos de guerra, junto a otras muchas estrellas de la gran pantalla. Su trabajo se ciñe a comedias o melodramas muy lejos del calidad de sus anteriores películas. De esta época datan obras como “El hombre que vino a cenar” (1942) o “La extraña pasajera” (1942). Sin embargo esta época vendrá marcada por una tragedia personal, puesto de de repente su marido pierde el conocimiento el pleno calle y fallece dos día más tarde fruto de una fractura craneal. Un duro golpe para Bette que se refugia en el trabajo sabedora que sus buenos trabajos ya queda años atrás y que en esos días su repercusión en el séptimo arte es más bien secundaria.


En los cuarenta se suceden trabajos de escaso bagaje como “Engaño” (1946), “El trigo está verde” (1945), o “El señor Skeffinton” (1944), por la que incluso logra una nueva nominación a los Oscar. Sin embargo su carrera está a la deriva y parece condenada al ostracismo, siendo incluso declarada veneno para la taquilla.


En esta situación es cuando aparece “Eva al desnudo” (1950), considerada como una de las mejores películas de la historia, relanza de nuevo la carrera de Bette Davis hacia en estrellato en uno de sus papeles más recordados. Una nueva nominación atestigua el regreso de lo que parecía una renovada Bette Davis.


Ya como actriz independiente y tras el éxito obtenido por “Eva al desnudo” le da pie a participar en películas como “La egoísta” (1951), “La estrella” (1952) o la posterior “Un gangster para un milagro” (1961). Sin embargo y pese a que su carrera se ve caramente beneficiada por ese nuevo relanzamiento. La edad de Bette y una nueve generación de brillantes actrices hacen que este camino sea difícil y no tan exitoso como se preveía. Los tiempos de Hollywood que conoció Bette Davis estaban a punto de extinguirse.


Su último gran papel en el cine llega en los sesenta de mano de Robert Aldrich con ¿Qué fue de Baby Jane? (1962), en donde Bette se encarga de atormentar la existencia a su hermana, Joan Crawford, en una interpretación inolvidable merecedora de lo que a la postre sería su undécima y última nominación al Oscar.


En esta última etapa de su carrera Bette, compagina apariciones en la gran pantalla con trabajos en Broadway y aunque sus apariciones por Hollywood seguían siendo numerosas y se llevarían acabo hasta prácticamente su fallecimiento son escasas sus aportaciones de éxito. Tan solo obtuvieron cierta relevancia “Canción de cuna para un cadáver” (1964) y la adaptación del éxito de Agatha Christie “Muerte en el Nilo” ya en 1978. Irónicamente y ya muy envejecida su última aportación al mundo del cine llega en 1989 con un título que refelja fielmente su carácter y sus papeles más recordados, con “La bruja de mi madre” se cierra la participación de una de las actrices más admiradas y odiadas del toda la historia del cine, ya que ese mismo años fallecía en una gira europea de reconocimiento a su carrera y tras visitar San Sebastián a fin de recibir un caluroso homenaje ya no era capaz de regresar a su país de origen y fallecía poco después en un hospital de Francia, envejecida y ya muy cansada de luchas contra un cáncer que la llevaba minando desde varios años atrás. Contaba con 81 años.