Pasa por este blog una de las figuras más relevantes no solo
del cine español sino del mundial. Todo un nómada obligado al exilio por sus
ideas contrarias el régimen de Franco y que solo empezó a tener parte de su
gran reconocimiento una vez finalizado su trabajo y ya instaurada la democracia
en España. Buñuel pasa por ser el mejor director español de todos los tiempos
junto a Berlanga y de nos ser por su forzado exilio a buen seguro nos habría
granjeado nuestro primer Oscar muchos años antes de que Garci nos mostrase el
camino con “Volver a empezar” (1982), de hecho en lo setenta logró la codiciada
estatuílla a mejor filme de habla no inglesa con “El discreto encanto de la
burguesía”, pero bajo bandera francesa.
Buñuel nace con el siglo XX en el interior de Aragón, en
Calanda, pueblo famoso por su tamborrada en semana santa y por sus excelentes
melocotones. Su niñez la pasa a caballo con Zaragoza y sus inquietudes
intelectuales pronto lo hacen irse a Madrid en donde entra en contacto con la
flor y nata intelectual de la época ahí surge su amistad con otros genios como
Dalí o con García Lorca . Sin embargo la irrupción de la guerra civil española
y posterior cambio de régimen truncó su carrera en España y se vio obligado a
partir lejos de las fronteras de nuestro país a fin de poder seguir llevando a
cabo su sueño de convertirse en cineasta, haciendo cine sobre todo en dos
países: Francia y Méjico.
Su cine está considerado como uno de los más originales y
una especie precursor de muchos de los autores de éxito de hoy en día entre los
que destaca el norteamericano David Lynch. Su carácter surrealista dotó a sus
películas de un originalismo controvertido y rompedor en la época, creando un
nuevo estilo de hacer cine a base de brillantes guiones e impactantes imágenes que acabarían creando escuela. Para un mejor
seguimiento de su filmografía la dividiremos por partes.
Su trabajo en Francia
Allí es donde comenzó su trabajo de mano del grupo
surrealista en donde destacaban su compatriota y colaborador en sus comienzos
Salvador Dalí y otra de las figuras importantes de movimiento como fue el
francés André Bretón. De esta época data una aportación en forma de
cortometraje considerado hoy en día como pieza de culto. La primera aparición
en el cine de Buñuel, conjuntamente con Dalí fue el reconocible y
desconcertante “Un perro andaluz” (1929).
El gran éxito de acogida hace que se planteé cotas mayores y estrene su primer largometraje. Otra obra de culto titulada “La edad de oro” (1930). Toda un muestra del cine surrealista a raíz de una serie de historia inconexas entre sí que desconciertan y fascinan a la vez.
Su trabajo en el país vecino sufre un dilatado paréntesis y nos hasta más de dos décadas después cuando vuelve a rodar en suelo francés lo hace en los cincuenta con tres de obras menores dentro de su extensa y variada filmografía: “Así es la aurora” y “La muerte en este jardín”, ambas de 1956 y “Los ambiciosos” (1959)
En los sesenta llega la época de su segunda etapa dorada en el país galo, primer con “Diario de una camarera” , novela ya llevada al cine por Renoir y sobre todo por “Belle de jour” (1967) junto a un excepcional Catherine Deneuve en otra de los grandes títulos de director, que reeditaba laureles pasados.
En los setenta sigue rodando en Francia un buen ritmo del conjunto de películas de esta época destaca ante todas “El discreto encanto de la burguesía” (1972) que le reporta su único Oscar como mejor filme de habla no inglesa (nominada a su vez como mejor guión adaptado).Otra muestra surrealista esta época fue “El fantasma de la libertad” de 1974, una de su última obras en suelo francés.
Su trabajo en Méjico
Al contrario del cine francés y español de Buñuel el
mejicano fue más lineal en el tiempo, de hecho se ciñe a una serie de películas
rodadas prácticamente en lo cincuenta, salvo alguna aportación puntual
posterior en los sesenta. Des te cine destacamos ante todo una de sus obras
maestras “Los olvidados” (1950) todo un retrato social de los bajos fondos, en
este caso de América latina.
“Don Quintín el amargao” (1951), “Nazarín (1959), junto al también español Paco Rabal o una especial versión de “Robinson Crusoe” (1954) fueron otras de sus sonadas aportaciones al cine durante esta prolífica etapa.
Sin embargo su otra gran aportación desde América, junto a “Los olvidados” viene ya en la década de los sesenta gracias a la joya surrealista y toda una crítica social. “El ángel exterminador” (1962), con un original guión ideado conjuntamente con Luis Alcoriza y que incluso llega a competir por la palma de Oro de Cannes, algo impensable para el cine latino en aquella época.
Obligado por el régimen franquista que suponía una dura losa
para su capacidad creativa este fue el más intermitente de los tres. Menos
aportaciones pero de gran calidad. Todo comienza en los años treinta con el
polémico documental, se le acusaba de adulterarlo a su antojo, sobre la pobreza
extrema del interior de España de la época con “Las Hurdes, tierra sin pan”(1933).
Hasta los sesenta, y colaboraciones al margen no vemos su segunda película en suelo patrio sin embargo es para firmar una de las obras con las que le gran público más identifica al cineasta aragonés, junto a “Un perro andaluz”, en 1961 firma “Viridiana” todo un éxito que a día de hoy es la única en haberse alzado con la palma de oro de Cannes.
Recién iniciados los setenta rueda “Tristana” de nuevo a junto a Catherine Deneuve una especie de obsesión tipo “Vertigo” de Hitchcock con el inconfundible tinte surrealista de Buñuel y que incluso le valió para competir por el mejor filme de habla no inglesa.
Su última aportación no solo al cine español, sino ya en general fue en 1977 con “Ese oscuro objeto de deseo” que cuenta como característica más original el haber elaborado un personaje con dos actrices distintas para desconcierto del espectador. Un nuevo logro de Buñuel que así se despedía para siempre del cine solo seis años antes de su muerte en 1983.
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