lunes, 29 de octubre de 2012

Gregory Peck



Hablar de Gregory Peck es hablar de un actor de Hollywood clásico especialmente apreciado por compañeros y público. Peck es ese hombre tímido, pero de carácter férreo, todo un luchador de clases que siempre sabe defender al más necesitado con aplomo, muchos de sus papeles así lo corroboraron convirtiéndolo no solo en uno de los actores con una carrera más longeva sino en uno de los más queridos por el gran público, un persona noble, sin escándalos privados, sabedor de su trabajo y con personajes gratificantes al igual que otros actores de su generación como James Stewart o Henry Fonda. Hablamos por tanto de típico héroe americano.

Su carrera comenzó en tiempos difíciles, corría la mitad de los años cuarenta y en Norteamérica nos e hablaba de otra cosa de la guerra que asolaba al mundo una guerra que en un principio se veía relativamente lejana, pero que el devenir de los acontecimientos  los introdujo de lleno en lo que a posteriori se conocería como la II guerra mundial. Una época por lo tanto difícil para un joven actor que quería despuntar en Hollywood, una  de sus primera películas fue incluso cine derivado a exaltar el ánimo de un pueblo decaído con ganas de buenas noticias con un filme patriótico ambientado precisamente en la contienda de título “Días de gloria” (1944).


Gregory Peck tuvo la gran suerte de llamar la atención de uno de los grandes como Hitchcock que fascinado por la presencia y personalidad del hasta entonces relativamente desconocido actor lo incluye como protagonista en uno de sus grandes éxitos como fue “Recuerda” (1945). Hitckcock que precisamente volvería contar por segunda y definitiva vez con Peck en la menor “El proceso Paradine” dos años más tarde.


Luego llegaron un serie de películas sobre el oeste, otro género de sus predilectos, que finalizaron con un obra maestra del género como lo fue Duelo al sol” (1946) con uno de los finales más desgarradores e inolvidables no solo del género en sí, sino ya englobándolo dentro de la historia del séptimo arte. Otro western reseñable, sin llegar a cotas del anterior, durante esta época también fue “Cielo amarillo” (1948), basado libremente en “La tempestad” de Shakespeare.


En los cincuenta su fama ya era contrastada, así  luce cinemascope en la bíblica “David y Betsabé” (1951) y en la famoso y espectacular “Las nieves del Kilimanjaro” (1952) excelente drama romántico con unos exteriores impresionantes.


Durante esa época Peck también es testigo de la eclosión de una nueva estrella, en 1953 se prepara una comedia romántica ambientada en las calles de Roma que contaba con Peck como galán y con un desconocida jovencita que respondía al nombre de Audrey Hepburn para el papel femenino el resultado una excelente película, “Vacaciones en Roma”, el debut de una de las más grandes actrices de Hollywood y una amistad que duraría toda la vida.


Su siguiente gran éxito fue una de las películas de aventuras más recordadas de todos los tiempos, basándose en la obra de Herman Melville , interpreta al capitán Ahab en su continua lucha con el animal marino más famoso de todos los tiempos, con permiso de Flipper, la inmensa ballena blanca “Moby dick” (1956).


Los éxitos se siguen sucediendo pero Peck sigue fiel a su imagen la de hombre recto y de fuertes convicciones que sigue fiel siempre en su empeño y así sigue prestando su imagen a monumentales westerns como “Horizontes de grandeza” (1958), “La conquista el oeste” (1962) o  la posterior “Círculo de fuego” (1972) de Hathaway.


De la misma forma y tatl y como comenzó en este mundillo sigue interpretando papeles bélicos, generalmente ambientas en la segunda guerra mundial, que aunque ya se vía relativamente lejana seguía congregando de forma masiva al gran público en las salas de cine. Así lo podemos ver en una obra maestra de género como lo fue “Los cañones de Navarone” (1961), en la menor “La hora final” (1959), concienciando sobre un hipotético holocausto nuclear o ya en su madurez interpretando a “MacArthur, el general rebelde” (1977).



En los sesenta, concretamente en 1962 llegan lo que a la postre serían sus dos últimos grandes éxitos. En uno interpreta al que fue elegido recientemente por los norteamericanos como su héroe favorito de séptimo arte, a un luchador Atticus Finch en la adaptación de la novela de Harper Lee “Matar a un ruiseñor” papel que además le granjeó su único Oscar y en otro aparece como atemorizado padre de familia en el excelente thriller “El cabo del terror”.


Su madurez le ofrece algún que otro papel relevante como el de “La profecía” (1976) toda una obra de culto de género de terror la intrigante “Los niños del Brasil” (1978) o su regreso y despedida del western con “Gringo viejo” (1989).



De sus últimas apariciones antes de su muerte en 2003 destacan dos pequeños homenajes en forma de aparición en remakes o versiones de éxitos pretéritos suyos. El primero fue con “El cabo del miedo” en donde su papel lo interpreta Nick Nolte que escapa de un De Niro que lo atemoriza incluso más que en su época lo hiciera Robert Mitchum con el propio Peck o también con una versión de “Moby Dick” para la televisión que sería además la última aparición de Gregory Peck en la gran pantalla, corría el año 1998.

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