En 1936 con “Tiempos modernos” Charles Chaplin se despedía
del que había sido su alter ego en la pantalla desde sus ya lejanos comienzos
en el cine. En un preciosa imagen final el bueno de Charlot se despedía de
todos nosotros alejándose lentamente por el horizonte, acabando así el periplo
de uno de los personajes más míticos de toda la historia del séptimo arte, sin
embargo Chaplin seguía su carrera con renovadas ideas, siempre en torno a la
comedia, y como siempre un poco la margen de la gran industria cinematográfica. Sentimentalismos a parte con "Tiempos modernos" se estrena otra de sus grandes películas, con el
cine sonoro ya más que asentado, Chaplin sigue en sus trece de seguir haciendo
cine mudo, ese tipo de cine que tanto éxito le llevaba dando y estrena en ese formato, con la salvedad de algún que otro sonido de ambiente.
La película resulta un rotundo éxito convirtiéndose en no solo una de las
mejores en su filmografía, sino en un auténtica obra maestra del cine,
demostrando con ello que había mucha más vida y talento detrás de Charlot.
El 1940 y en plena segunda guerra mundial retrata un perfecta sátira de lo que estaba aconteciendo al otro lado del Atlántico y que tenía conmocionado al mundo. Una comedia satírica sobre un dictador, interpretado por el mismo, en un personaje que hasta físicamente recordaba a Adolf Hitler, que de pronto se veía suplantado por un judío del gueto con asombroso parecido con el. El film en cuestión, "El gran dictador", fue un gran éxtio e público y crítica y está considerada como una de las mejores comedias de la historia del cine
Con “Monsieur Verdoux” (1947), Chaplin entra de lleno en la comedia negra, basándose en un a historia real representa la vida de un elegante caballero de doble vida, mientras por un lado mantenía con opulencia una intachable familia, por otro dedicaba a casarse en secreto con viudas millonarias que después “apartaba” definitivamente de su vida a fin de convertirse en su heredero, pese a lo macabro del argumento, Chaplin se las ingenió para retratar un personaje desde la ternura y convertir unos hachos tan dramáticos en un verdadero ejemplo de comedia.
“Candilejas” (1952) pretende ser una vuelta a sus raíces al mundo del vodevil y de las variedades. Chaplin representa a un payaso que no es consciente que sus mejores tiempos ya han pasado y lucha sin cesar por ganarse de nuevo el favor de un público que ya apenas se acuerda de él. Para el recuerdo queda la hilarante escena final que resulta todo un homenaje al cine cómico de la etapa muda. Un cine ya perdido hace años, pero que nos da la oportunidad por ver por primera y única vez a los dos grandes genios cómicos de la época en la misma pantalla, puesto que un ya mayor Buster Keaton colabora en una imborrable y nostálgica escena a fin de ayudar reverdecer viejos laureles a un Chaplin desesperado por volver a la fama.
Como bien es sabido a Chaplin siempre le gustó trabajar un poco al margen de la gran industria cinematográfica. Sonada fuera la fundación de United Artist, como compañía alternativa que defendía los derechos de los actores, iniciativa surgida del matrimonio Pickford-Fairbanks, del director D.W. Griffith y del propio Chaplin. Sonado fue también años después su enfrentamiento con el senador McCarthy que en plena guerra fría se dedicó a perseguir a comunistas en Estados Unidos en algo que se conoció en el mundillo de Hollywood como caza de brujas y que dio con Chaplin exiliado a Suiza, en donde finalmente terminaría sus días. Haciéndose eco y como crítica a esta decisión Chaplin estrena desde el exilio “Un rey en Nueva York” (1957) toda una sátira en torno al exilio y a la opresión ideológica.
En 1967 un ya bastante mayor Chaplin emprende lo que sería su última gran aventura en el mundo del cine. Rueda “La condesa de Hong Kong” junto a dos grandes estrellas de Hollywood en aquellos momentos como fueron Sophia Loren y Marlon Brando dejándonos como legado final esta apetecible comedia romántica que aunque lejos de sus mejores obras siempre deja un grato recuerdo tras su visionado. Cansado y anciano y lejos de la patria que lo vio triunfar Chaplin fallecía el día de navidad de 1977 en su retiro en los Alpes suizos rodeado de sus más allegados.
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