Poco más vamos poder aportar sobre uno de los mejores
directores de toda la historia del cine. Conocido por su exacerbado
perfeccionismo y sus formas cuidadas, Kubrick se puede jactar de haber rodado
prácticamente una obra maestra por género, desde el thriller a la ciencia
ficción, pasando por el cine bélico, el terror o incluso la comedia. Todo un
visionario que a día de hoy todavía es seguido por una legión de fieles
seguidores, muchos de los cuales ni siquiera habían nacido cuando el cineasta
británico estrenaba éxitos por doquier. Desde este rincón de la gran red
mundial tributamos un nuevo homenaje repasando la carrera cinematográfica de
uno de los más grandes embajadores del séptimo arte de todos los tiempos.
Antes del cine, Kubrick fue un gran amante entendido de la
fotografía, a parte de explicar su posterior dominio del encuadre y la
fotografía en el cine le sirvió para poder abrirse camino en el difícil mundo
de la publicidad y el documental. Sus primeros trabajos fueron cortos de
carácter documental, auténticos caldos de cultivo para expresar sus tendencias
tanto fotográficas como cinematográficas. Nos estamos refiriendo a cortos como
“Day of the fight”, “Flying padre” o
“The seafarers”, corría el principio de los años cincuenta. Todo este esfuerzo
le da la capacidad de llamar la atención de productoras como la RKO, que
apuestan por el joven talento para ponerlo detrásd e un largometraje de ficción
esta fecha clave fue en 1953 con “Fear and desire”, un drama bélico con el que
Kubrick daba sus pistoletazo de salida como director de cine.
En 1955 ejerce no solo de guionista y director, sino incluso
de fotógrafo, productor y montador de “El beso del asesino” toda un arriesgada
apuesta por afianzarse en el difícil mundo de de Hollywood y a tenor de su siguiente
oportunidad la apuesta salió a pedir de boca, ya que solo un año después firma
“Atraco perfecto”, un perfecto thriller centrado en un robo que se convierte en
su primer gran éxito y el uno de los títulos importantes del cine negro e
inicia lo que sería una serie de obras maestras que cambiaría para siempre el
concepto del cine.
Su siguiente encargo es una obra ambientada en la primera guerra mundial de carácter antibelicista basada en la obra de Humphrey Cobb que
responde al nombre de “Senderos de gloria” todo un clásico interpretado por
Kirk Douglas. Todo un canto pacifista que se convirtió en todo un clásico
prácticamente desde el momento de su estreno.
Con Kirk Douglas repitió en “Espartaco” (1960) un
espectacular peeplum, basado el la historia del famoso esclavo y gladiador
romano. Producida por el propio Douglas, encabezando un reparto envidiable y
una cuidada ambientación, la película optó a cuatro estatuillas, siendo esta la
primera experiencia de Kubrick en la gala de los Oscar como nominado.
Su siguiente aportación ya llega desde suelo británico, en
donde rodaría a partir de entonces. Llegó envuelta en polémica al ser una
adaptación de la tumultuosa novela de Nabokov “Lolita”, demostrando con ello
ser un auténtico avanzado a su época e ir en contra de las reglas establecidas
rodando y teniendo un gran éxito con temas a priori tan escabrosos como un amor
cuando menos “extraño”.
En 1966 une su ingenio al carisma de Peter Sellers para crear
una comedia satírica en torno a la famosa guerra fría que tan el jaque traía a
norteamericanos y rusos allá por los años cincuenta y sesenta. ¿Teléfono rojo?,Volamos hacia Moscú (1966). Es toda una crítica a la guerra y a la industria
armamentística a través de una serie de histriónicos personajes interpretados
con maestría por el citado Peter Sellers.
“2001: Una odisea en el espacio” (1968) supone una de sus
obras más reconocidas y personales. Un ejemplo de cine de ciencia ficción de
tal calibre que incluso los astronautas de la NASA, que por aquel entonces
estaban en el apogeo de su actividad fama, copiaban la estética destilada de la
obra de Kubrick (Oscar a mejores efectos visuales). Toda una odisea de la
especie y una manera preciosa de relatar la evolución del ser humano.
Otra obra rodeada de polémica, pero que a día de hoy sigue
marcando a generaciones de jóvenes cinéfilos es “La naranja mecánica”. Una
historia de sexo y ultraviolencia como crítica a la sociedad de época, que
desde su estreno se convierte en película de culto. Un filme urbano rompedor
como también lo fue años más tarde “Taxi driver” y que muestra el lado corrupto
del ser humano.
Con “Barry Lyndon” Kubrick rayó la obsesión por el
perfeccionismo. Una fotografía y una puesta en escena perfectas a base de miles
de ensayos, una desmedida documentación y un gran aporte monetario, que incluía
entre otras cosas costosísimos lentes a fin de poder rodar los interiores solo
con luz de velas, a fin de ser históricamente fieles. Eso si los Oscar a mejor
fotografía y vestuario fueron garantizados.
Ya iniciados los ochenta unió su talento al de Stephen King,
el gran mago del terror dando como resultado la mejor y más lograda adaptación
cinematográfica de cualquier novela de King con “El resplandor” (1980) con un
enigmático perturbado perfectamente interpretado por Jack Nicholson.
Si ya atrás había relatado su visión de la primera guerra mundial o de la guerra fría con “La chaqueta metálica” (1987) hace hincapié en
la guerra de Vietnam, conflicto que cambió el parecer de toda una generación,
más preocupada en promulgar la paz que seguir llevando a cabo conflictos
armados por la supremacía de su país. Todo un ejemplo de cómo el poder de la
guerra es capaz de corromper al ser humano.
Finalmente tuvieron que pasar casi doce años para que casi
finalizado el siglo y poco antes de fallecer nos dejara un enigmático último
legado. “Eyes Wide shut” (1999) supone un enigmático viaje para la pareja
Kidman-Cruise en un mundo de logias secretas, hedonismo, y demás experimentos
con los vicios humanos.
Su muerte con el siglo dejaba al cine huérfano de ideas
revitalizadoras y de tantos proyectos, algunos finalizados como “Inteligencia artificial”, lleva da al cine finalmente por Spielberg y otros tantos a la
espera de poder ser adaptados a la pantalla una vez que fueron concebidos
bastantes años atrás por un gran visionario y mejor director de cine, el cual
nos dejó uno de los mayores legados en cuanto a selectas obras maestras tan
solo comparable quizá con el de Hitchcock, Ford o Wilder, es decir lo más
grandes dentro de un gran olimpo de estrellas tras la cámara.
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