Para muchos la figura de George C. Scott no dice mucho, pero
repasando su obra, primeramente como secundario de lujo y posteriormente ya
como actor principal, lo vemos aparecer en títulos clave de la historia del
cine.
Actor de gran carácter, no olvidemos que fue el primero en
rechazar abiertamente un Oscar, iba para militar, de hecho ejerció como marine
recién acabada la segunda guerra mundial a lo largo de cuatro años. Sin embargo
la única influencia de este hecho en su vida fue el alcoholismo desarrollado en
esos liberales años, alcoholismo que durante ciclos más o menos duraderos
estuvo patente a loo largo de su convulsa vida privada, llena de excesos y
desengaños amorosos, estando casado un total de cinco veces, amén de continuos
flirteos con compañeras de trabajo.
El caso es que Scott se acercó al mundo del cine siendo
todavía marine, el gusanillo de la interpretación caló hondo en el joven, que
dejó su trabajo para estudiar interpretación en Nueva York. El trabajo pronto
dio sus frutos y así en 1959 lo podemos ver debutar en “El árbol del ahorcado”. Su primera obra de gran calado, sin embargo su primera gran interpretación fue
la de impasible fiscal en el imperecedero thriller judicial de Preminger
“Anatomia de un asesinato” fechada en ese mismo año.
Los posteriores años viene marcados por dos nuevos éxitos en su carrera. Por “El buscavidas” (1961), película que encumbra definitivamente a Paul Newman, recibe una nominación a mejor actor de reparto que el mismo rechaza y tres años más tarde tiene la oportunidad de trabajar con un maestro como Kubrick en "¿Telefono rojo? Volamos hacia Moscú", sátira sobra la guerra fría, que según el propio Scott es lo mejor que le tocó rodar a lo largo de su brillante carrera, incluso hasta el punto de cuestionarse sus honorarios de actor, puesto que hasta le resulta incómodo cobrar por algo que le resultaba tan divertido.
Y así se acerca 1970, el cúlmen en la carrera de George C. Scott y es que ese año rueda el biopic sobre el extravagante general norteamericano de la segunda guerra mundial George Patton. Un comprometido papel para un actor comprometido y con pasado militar dando como resultado un gran éxito de crítica, la academia le otorga el Oscar a mejor interpretación de ese año, que Scott por supuesto no va a recoger, y de público, siendo hoy en día todavía una de las cintas bélicas más apreciadas de todos los tiempo. Tal es el cariño y la simbiosis de Scott con Patton, que incluso muchos años después reinterpretaría este papel en un telefilme sobre los últimos años del general.
Tras Patton su participación el la gran pantalla fue menguando de la misma forma que se acrecentaban sus apariciones tanto en televisión como en teatro. Aún así a lo largo de estas tres últimas décadas lo podemos ver en papeles o proyectos destacados como el clásico de terror “Al final de la escalera” (1980) o como un más que convincente Ebenezer Scrooch en una de las múltiples versiones del gran clásico de Dickens “Cuento de navidad” (1984).