Susan Hayward pasa por ser otra de las grandes actrices
secundarias de los años dorados de Hollywood. Un nombre quizá no al alcance de
las más grandes y reconocidas, pero con un currículo sin duda envidiable para
muchas.
Como otras muchas Susan Hayward, o Edythe Marrenner (su
verdadero nombre) comienza su carrera como modelo en el frenético Nueva York de
entreguerras. Su gran belleza con ascendencia sueca, por parte de abuelos
maternos y su bien hacer delante la cámara le llevan pronto a rondar por Hollywood
y tras una breve incursión en filmes menores su nombre suena ni más ni menos
que para interpretar a la gran Scarlett O´Hara de “Lo que el viento se llevó”,
papel que finalmente encumbraría la carrera de Vivien Leigh.
Su primer gran papel vino al lado de Gary Cooper en “Beau Geste” (1939) y tras ella comienzan las dos décadas que marcaría la carrera de
Susan Hayward en el mundo del cine.
La década de los cuarenta la llevó a embarcarse en todo tipo
de proyectos de diferente calado, forjándose así con un nombre en Hollywood,
así la vimos aparecer en cintas de acción y aventuras como “Piratas del mar Caribe”, cine negro como “Muerte al amanecer” o “Odio entre hermanos” o
comedias románticas como “Me casé con un bruja”.
Su papel más destacado en esta época y por el que recibe su
primera nominación a los Oscar es el de una cantante alcohólica en el drama de
Stuart Heisler “Una mujer destruida”, un galardón que al final se lleva Loretta
Young por su interpretación en “Un destino de mujer”.
Ya bien entrada las postguerra Susan Hayward sigue
diversificando su carrera con western como “El correo del infierno” o “El desfiladero de la muerte” o películas históricas como “Demetrius y los gladiadores” o “David y Betsabé”.
Durante esta década, su etapa sin duda más prolífica, se
asocia la imagen de Susan Hayward con dos películas una de ellas la
imperecedera “Las nieves del Kilimanjaro” junto a Gregory Peck y otra más por
motivos personales que por la calidad de la cinta al participar en el elenco de
“El conquistador de Mongolia”, rodaje que al igual que muchos de sus compañeros
y demás participantes en la misma le cobraría factura al rodarse cerca de un
campo de pruebas de armas nucleares de los EEUU ya que la radiactividad a la
que fueron expuestos en esa época se cobraría la salud y la vida de muchos de
los participantes en aquel rodaje maldito, entre las que posteriormente se
incluiría Hayward, que fallecería de un fulminante cáncer años después.
Pero sin embargo el título a destacar en esta época es el de
la obra de Robert Wise “¡Quiero vivir!” por la que Susan Hayward se alza con la
estatuilla a la mejor interpretación femenina al interpretar a la perfección a una atormentada mujer en un
gran alegato en contra de la pena de muerte.
Más allá de este período la carrera de Susan Hayward continúa cada vez más espaciada hasta su ya citada muerte en la década de los setenta, destacando algún título que otros como “Mujeres en Venecia” o “Los vengadores”.
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