La relación entre música y cine siempre ha sido muy
estrecha, sin ir más lejos ya desde la época del cine mudo la música
acompañaba, muchas veces en directo, a la exposición de aquellas primeras
películas carentes de sonido, son como las primeras bandas sonoras de una
industria que no ha dejado de crecer y hoy en día es un aspecto muy a tener en
cuenta a la hora de desarrollar una película, puesto que la elección de la
banda sonora y la composición de la misma pueden decir mucho de un filme. Sin
embargo este post no es para inmiscuirnos en el mundo de las bandas sonoras,
sino para ver el tratamiento que a lo largo de estos años le ha dado el cine al
mundo de la música. Figuras relacionadas de algún modo con la música, cuyo
éxito trasciende más allá de toda lógica y que al igual que en su día lo
hicimos con “The Beatles”, (el que quizá sea el grupo más mediático de la
historia) pasamos a repasar su visón por medio del cine.
Para ello hace falta echar la vista atrás a la época de los
grandes monarcas y de los músicos de corte, precoces genios de la composición,
que se las ingeniaban para tener contentos y distraídos a los hombres más
poderosos de la tierra. De estos siglos la adaptación más convincente es la
exitosa “Amadeus” (1984), que narraba las desavenencias entre el gran Mozart y
su coetáneo Salieri, siempre a la sombra del insondable genio del magnífico
compositor. Otras casos de grandes compositores clásicos llevados a la gran
pantalla, además recientemente, son el de Beethoven, “Copying Beethoven” , y “Vivaldi un principe en Venecia” , ambas de 2006 o el genio de “Farinelli, il castrato” (1994),
operista que asombró a las cortes europeas con su angelical voz, lograda
gracias métodos poco ortodoxos.
Ya en el siglo XX James Stewart y años después Kevin Kline dan vida a dos iconos de Hollywood como Glenn Miller y Cole Porter en “Música y lágrimas” (1953) y “De-lovely” (2004) respectivamente.
En aquella época también triunfaba la voz rasgada de Edith Piaf, que con “La vida en rosa” (2007) le abre las puertas de Hollywood de par en par a Marion Cotillard, con Oscar incluido o el mítico grupo “The doors” con el malogrado Jim Morrison a la cabeza, que interpretaría Val Kilmer en la famosa cinta de Oliver Stone allá por 1991 o un joven Dennis Quaid dando vida a Jerry Lee Lewis en “Great balls of fire” (1989).
Las vidas de los músicos son en muchos casos vidas de desenfrenos, resumidas muy bien el famosa frase alcohol, drogas y rock n´roll. Vidas malogradas y llenas de excesos como las de Jonnhy Cash, la figura más célebre de country, interpretada por Joaquin Phoenix en “En la cuerda floja” (2005), “Control” (2007) sobre los últimos años del que fuera líder de Joy Division, Ian Curtis o sobre los excesos de Sid Vicius, líder de los míticas Sex pistols en “Sid & Nancy” (1986).
En el cine español también encontramos algún ejemplo de este tipo, así mitos como “Camarón” (2005) o Lola Flores son llevados al cine con distinto éxito y acogida.
Muchos son lo ejemplos vistos y muchos los obviados, por falta de espacio, para un tema que lleva muchos años aportando historias al cine. Vidas difíciles con duros comienzos y posteriormente la llegada del éxito y la fama, lo que muchas veces conlleva un descontrol que acaba por desestabilizar a al persona a la que su propio éxito acaba por destruirla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario