viernes, 4 de noviembre de 2011

Marlon Brando

 

Considerado por muchos como el mejor actor de la historia, Brando se convirtió en la cabeza emergente de su generación: un grupo de actores formados en famoso el Actor´s Studio de Nueva York y que tienen el método Stanislavki como herramienta de trabajo.

Pocos le augurarían ese futuro a un pequeño Brando que venía al mundo en la América más profunda allá por el año 1925. Oriundo de Omaha (Nebraska), Brando era el menor de tres hermanos, que tendrían que padecer una dura y ferrea relación con un padre mujeriego y alcohólico qu trabajaba como productor de cine de poca monta. Aquí se forja el carácter rebelde y reaccionario de un Brando que, tras múltiples expulsiones de colegios, llega a Nueva York para enrolarse en lo único que motivaba: la interpretación.


 Recién llegado a la gran manzana estudia en la New School y de ahí pasa al Actor´s Studio. Una excelsa formación que le da la oportunidad de debutar en Broadway con solo veinte años. Tras forjarse un nombre en el mundo teatral, en donde interpreta con gran éxito a Stanley Kowalsky en "Un tranvía llamado deseo", consigue dar el paso a Hollywood, en lo que se considera su debut ante las cámaras ("Hombres" 1950). Sin embargo, Elia Kazan tenía prevista la versión cinematográfica de la obra de Tenesse Williams, y que mejor Stanley que el que había embelesado a la crítica en Broadway. Este momento se puede considerar el nacimiento de un nuevo mito: Marlon Brando.


Su aparición por lo tanto fue fulgurante, tanto que solo fue privado del Oscar por un Humphrey Bogart en lo más alto de su carrera con "La reina de África". Este éxito le deparó un caché que aprovecharía en años venideros para rodar obras maestras como "Viva Zapata", "Julio César" (otras dos nominaciones consecutivas al Oscar), "Salvaje" y sobre todo "La ley del silencio" (en donde por fin se hace justicia y no a la tercera sino a la cuarta nominación se lleva el gato al agua en la gala de los Oscar).




El ritmo de rodaje y su éxito en todas las escalas era imparable, aparecen dos películas reseñables en su curriculum ambientadas en Japón: "Sayonara" (ambientada en los combatientes de la Segunda guerra mundial y que conlleva su quinta nominación a los Oscar) y "La casa de té de la luna de agosto" (perfectamente mimetizado como un oriental más, hasta el punto de resultar difícilmente reconocible).


Brando estaba en el culmen de su carrera, pero su vida privada era otra cosa. Su carácter controvertido lo llevaba de matrimonio tras matrimonio en una vida llena de desenfrenos. Y su carrera, pese que sigue siendo buena, lo empieza a notar. Se suceden títulos" menores" que hacen presagiar un fin anticipado de uno de los grandes mitos del cine del siglo XX. Grandes producciones como "La condesa de Hong Kong" o el remake de "Rebelión a bordo" son grandes fracasos comerciales de la época y películas como "Piel de serpiente", "La jauría humana" o "La sierra prohibida", sin ser malas, están muy por debajo de lo esperado de Brando. Lo único salvable en esta década de los 60 es su impecable interpretación en un oscuro western que el mismo firma tras las cámaras: "El rostro impenetrable".



Llegaban los 70 y el caché de Brando no era ni por asombro el que se comenzó a forjar tan exitosamente veinte años atrás. Y lo peor, los directores y productores lo sabían, pero aun así un joven Coppola se fija en el a la hora de adaptar un novela de Mario Puzzo. Brando se salió como Don Vitto Corleone en "El padrino" (1972). Un icono nacía y la carrera de Brando parece estar de nuevo en lo más alto con un nuevo Oscar incluído (Oscar que rechazo y recogió una actriz de origen indio debido a lo que el consideraba un trato injusto hacia esta étnia por parte de los estados norteaméricanos).


 Tras el impresionante éxito de "El Padrino", se embarca en un polémico film de Bertolucci: "El último Tango en París", que le acarrea una nueva nominación. Desde ahí y durante toda la década de los 70 poco más sabemos de Brando, hasta su aparición estelar en la primera entrega de "Superman" con un montante record hasta la época de 4 millones de dólares por diez minutos de aparición.


Cerrando definitivamente los 70 Brando acepta a regañadientes lo que sería a la postre su último gran papel cinematrográfico, el de un coronel enloquecido por la guerra de Vietnam en una obra maestra del género: "Apocalypse now", de nuevo bajo la batuta de Coppola.


Su carácter conflictivo y sus constantes problemas  con compañeros y directores terminan definitivamente con su carrera, y es que si en las dos décadas siguientes aun sigue apareciendo en unas cuantas películas, que sirven para que confirmemos su increible degradación física y poder conseguir algo de dinero para su desenfrenada vida.

Se suceden títulos de los que podemos destacar la pastelosa "Don Juan De Marco", "La isla de Dr. Moreau" o su despedida de la gran pantalla "The score".


Finalmente y tras sufrir el encarcelamiento por homicidio de su primogénito y el sucidio de una hija. Brando moría en 2004 a la edad de ochenta años en su casa de Los Ángeles. Pese a sus últimos tumultuosos años, se cerraba definitivamente el telón para uno de los más grandes actores de la factoría hollywoodiense.

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