sábado, 11 de agosto de 2012

Hitchcock en Hollywood (años 50)


Tras un dilatado parón para dedicarnos a otros menesteres cinéfilos volvemos para repasar otro trecho de la filmografía de sino el más grande uno de los más grandes directores de cine de todos los tiempos. He aquí la obra de Alfred Hitchcock en los años cincuenta.

Tras su llegada y consolidación en el cine de Hollywood en los años cuarenta, Hitchcock era ya el director predilecto de miles de norteamericanos ávidos por sus historias llenas de suspense y emoción. El caso es que el mago de suspense abre la década con una película sobre el mundo del teatro con “Pánico en la escena” (1950), sin legar a conseguir la excelencia de otras de sus obras logra conquistar de nuevo a su ya exigente público.


Su siguiente apuesta es sobre un guión de Patricia Highsmith, con “Extraños en un tren” (1951) retrata un pacto de honor entre caballeros que parece a menudo que avanza el metraje parece complicarse hasta límites insospechados y es que lo que parece algo tan trivial puede torcerse al más mínimo imprevisto.


“Yo confieso” (1952) supone la vuelta del director a uno de sus temas fetiches: el del falso culpable. Aquí riza el rizo puesto que este pese a saber la identidad del auténtico asesino es incapaz de delatarlo para salvarse debido a sus creencias. En la cinta resulta muy creíble un Montgomery Clift que le imprime un carácter de angustia y opresión al personaje que lo hace mucho más creíble.


1954 supone el encuentro con una de la actrices fetiches de Hitchcock y otro de los clásicos de director británico, “Crimen perfecto” es la primera de la tres colaboraciones del director con Grace Kelly (solo truncadas por la boda real de la actriz que la separó del cine). El filme está programado para estrenarse en 3D, algo muy de moda en la época, algo que finalmente se desechó, dándole la oportunidad a la compañía de estrenarla años después en este formato y poder sacar un poco más de rentabilidad por la cinta.


“La ventana indiscreta” (1954) a parte de estar formada por un grupo de actores que conocía bien el director británico, con Grace Kelly y James Stewart a la cabeza, para a formar parte de un ramillete selecto de títulos del director no solo considerados como lo más granado de su filmografía sino de la historia del cine en general.


Su siguiente aportación es una excelente comedia de humor negro en donde lo más trivial en el cine de Hitchcock es parte fundamental del guión de esta. Y es que en toda su filmografía se nos hizo devanar los sesos a fin de encontrar al asesino ,pero ¿Si lo que realmente encontramos es un cadáver sin saber nada más de él?. Esto es lo planteado en Pero… ¿Quién mató a Harry? (1955).


Finalmente ya en 1955 finaliza su breve pero intensa colaboración con Grace Kelly precisamente con la película que dio pie a que conociese a su futuro y real marido pues “Atrapa a un ladrón” es una glamorosa trama centrada en la costa del pequeño principado europeo.


Durante estos años su ritmo de trabajo es frenético, a prácticamente dos películas año la productora rentabiliza a pasos agigantados el talento del directo por el que años atrás apostó fuertemente. En 1956 le toca el estreno a dos nuevas película cargadas de suspense. “Falso culpable” con un Henry Fonda ya consagrado como principal atractivo en un filme en el que su título ya lo dice todo y un remake de un clásico ya estrenado por el director en su etapa inglesa: “El hombre que sabía demasiado”, esta vez ambientada en el norte de África y con James Stewart y Doris Day como sus protagonistas.


La década se cierra con dos rotundos éxito. “Vertigo” (1959), es la obra maestra del director, con permiso  de su más reconocida “Psicosis” (1960), una turbulenta historia con una enigmática Kim Novak, gran descubrimiento para la causa del director como posible sustituta de Grace Kelly ante la negativa de esta para regresar al mundo del cine para un guión escrito para ella. Y la otra gran apuesta fue “Con la muerte en los talones” (1959), otro gran éxito en donde esta vez fue Cary Grant el encargado de hacernos pasar grandes momentos de tensión con inolvidables escenas como la del monte Rushmore o la famosísima persecución con la avioneta.


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