martes, 29 de mayo de 2012

Gary Cooper


“Gary Cooper, que estás en los cielos…” reza la famosa película de la fallecida cineasta Pilar Miró. Detalles como esta nos dan a entender la importancia y calado de Cooper en la cultura universal.

Gary Cooper fue una de las primeras estrellas del cine sonoro americano, durante su larga carrera tuvo tiempo de obtener dos Oscars (a parte del honorífico por toda su carrera) al margen del gran reconocimiento de pública y crítica, siendo uno de los actores más queridos y recordados de su época.

Frank James Cooper nace a principios del siglo pasado en Montana, hijo de emigrantes ingleses, y al igual que otro muchos jóvenes del lugar, se dedica a trabajar en el rancho familiar desde muy pequeño. Su vida pasa con sosiego, hasta que un buen día harto de tanto hastío deja sus estudios y se dirige rumbo a Hollywood para interesarse por el novedoso y creciente mundo del cine.

Son tiempo todavía de cine mudo y el apuesto y alto Gary Cooper no tiene problemas para aparecer como extra en los numerosos western de serie B que se rodaban en la época como aperitivo de las grandes producciones.

Sin embargo el mundo de Hollywood pronto empieza a darse cuenta que tras aquel joven desgarbado de ojos azules había una estrella en ciernes y pronto intentaron “tallar” aquel diamante en bruto.

Su primera gran aparición fue en “Alas” (1927) de William Wellman que pasará a la historia por ser la primera película en alzarse con la estatuilla de los Oscar (que estrenaban gala ese mismo año).


La cara de Cooper empezaba a ser reconocida por el mundillo y el cine sonoro por fin hace su aparición, Cooper debería afrontar una prueba de fuego que muchos actores, muchos más afamados que el por aquella época no consiguieron pasar: la transición del cine mudo, mucho más ostentoso en sus interpretaciones, al sonoro y ahí Gary Cooper es cuando se ganó definitivamente a crítica, demostrando que sus calidad interpretativa iba mucho más allá que su atractivo físico.

Dos grandes y tempranos éxitos vienen a marcar el devenir del joven Gary Cooper no son otros que “Marruecos” (1930) de Sternberg para gloria de Marlene Dietrich, y sobre todo la antibelicista y exitosa, basada en el bestseller de Hemingway, “Adios a las armas” de Borzage solo dos años después.



En la década de los treinta en cuando Cooper aprovecha para labrarse su reputación y amistad con los principales directores de la meca del cine así trabaja para Lubitsch (“Una mujer para dos” o “La octava mujer de barba azul”) , Hawks ("Vivamos hoy”), Hathaway (“Sueño de amor eterno”) o Capra (“El secreto de vivir”).


El incansable trabajo durante los treinta aumenta el prestigio y el caché de Cooper lo que lo conduce a empezar a firmar auténticas obras de arte durante la década de los cuarenta. Obras maestras como “Bola de fuego” de nuevo junto a Hawks o “Juan Nadie” de Capra van enriqueciendo poco a poco su filmografía.


En esta década Gary Cooper se reencuentra con sus inicios de “vaquero” un tanto abandonados con películas como “El forastero” de Wyler o “Dallas ciudad fronteriza”, título que le darán las tablas necesarias para firmar en un futuro obras maestras de género.


El género bélico que lo catapultó a la fama años atrás con “Adios a las armas” irrumpe de la misma forma en su obra y con títulos tan importantes como “Por quien doblan las campanas” (curiosamente de nuevo basada en una novela de Hemingway) y sobre todo “El sargento York”  (1941) de Howard Hawks, biopic patriótico a fin de exaltar los ánimos en una época difícil que convirtió a Cooper en un símbolo del pueblo americano y le concedió la oportunidad de alzarse con su primer Oscar de la academia.


Cooper aprovecha esta sensibilidad en torno a su figura para formar otra obra por la que el pueblo americano lo recuerda aun hoy en día. Encarna la entereza del malogrado Lou Gehrig, víctima de una extraña enfermedad (que aun hoy lleva su nombre) que lo consumió en lo más alto de su carrera en el mundo del béisbol en “El orgullo de los yanquis”


Ya en los cincuenta, un Gary Cooper maduro se proponía seguir en la cresta de la ola con un género al que tanto le tiene que agradecer. Firma un buen puñado de westerns, destacando “Veracruz”, junto a una joven y bella Sara Montiel, “El honor de capitán Lex”, ambientada en la guerra de secesión de los Estados Unidos y sobre todo “Solo ante el peligro” tenso western psicológico en el que su excelente interpretación le acarrea su segundo y definitivo Oscar.


Fuera del género western y como ya recalcamos un tanto maduro y cansado, Cooper se prodiga poco en estos últimos años. Títulos como “Ariane” de Wilder o el thiller “Sombras de sospecha” (que a la postre sería su última película) son raros casos en la filmografía de Cooper durante estos años.


Recién cumplidos los sesenta años un fulminante cáncer acaba con su vida, finalizando de una manera un tanto precipitada una de las carreras más exitosas que se recurda en Hollywood.

viernes, 18 de mayo de 2012

Cine y literatura: Jane Austen


Hablar de Jane Austen es hablar de una de las grandes novelistas románticas, no solo de la literatura británica sino mundial. Sus obras representa a la perfección la clase acomodada británica durante la pomposa época georgiana. Evocando a Austen a nuestra mente fluyen imágenes de la campiña inglesa, de los grandes páramos con inmensas casas señoriales, o de su querida y añorada Bath.

El cine tan poco ha sido ajeno a la obra de la novelista británica y han sido numerosas las muestras y adaptaciones de su escueta pero brillante bibliografía. He aquí una muestra de las adaptaciones más importantes de la obra de Jane Austen para la gran pantalla.

Sentido y sensibilidad – Su primera obra y una de sus más conocidas. Todo buen cinéfilo recuerda la versión que allá a mediados de los noventa nos ofreció Ang Lee con un estupendo reparto encabezado por la británicas Emma Thomson y Kate Winslet.


Orgullo y prejuicio – Igual resulta presuntuoso, pero puede que nos hallemos ante la obra cumbre de la novelista británica. Su mejor versión es bastante reciente (2005) a cargo de director británico Joe Wright y con una joven Keira Knightley como protagonista


Mansfield Park – Al igual que Manderlay para la Rebeca de Du Maurier o Xanadú para Charles Foster Kane, Mansfield Park también cre su influjo e influencia sobre la protagonista de esta nueva adaptación de otra exitosa obra de Jane Austen en esta caso a cargo de Patricia Rozema en el año 2000


Emma – Una obra a la que mucho tiene que agradecer Gwynet Paltrow, puesto que en 1996 fue uno de sus primeros papeles como protagonista y del que a buen seguro John Madden tomaría buena nota para su “Shakespeare in love” (1998) con el que la joven actriz británica lograría su primer y único Oscar hasta la fecha


La abadía de Northanger – Obra menor en la que sin embargo relata a la perfección la vida en Bath, ese Bath que asu autora tanto le gustaba, mostrándonos los gustos elitistas de las familias pudientes británicas de la época la mejor versión de la obra es bastante reciente (2007)


Persuasión – Incluso un novela póstuma como Persuasión tiene su pequeño rinconcito en el cine y es que Roger Mitchell en 1995 rueda una más que aceptable versión de la que al a postre sería la última obra de Jane Austen.


Sin embargo el mundo del cine supo ahondar mucho más allá de la obra de la carismática escritora. Su corta pero intensa vida también fue motivo de diferentes biopics como “La joven Jane Austen” (2007), interpretada por una sobria Anne Hathaway.


Cine y literatura que un vez más van unidos de la mano en esta caso para repasar la obra de una excelente y joven escritora que nos relató como nadie la interesante época que le tocó vivir.

jueves, 3 de mayo de 2012

Cine de piratas


Meses atrás repasábamos uno de los géneros por excelencia del cine familiar; el cine de capa y espada, un cine de aventuras, de eterna lucha entre el bien y el mal y de ensalzamiento de importantes valores como la amistad, la nobleza o el honor entre otros, si bien es cierto que por no complicar demasiado el post lo dejábamos algo huérfano entablando una segunda parte para más adelante centrada en subgénero tan rico en películas como interesante dentro del cine de capa y espada como es el cine de piratas y corsarios. Pues he aquí el momento de centrarnos en batallas marinas, abordajes a fuerza de cañonazos y mucho empeño, patas de palo y parches en el ojo y especial predilección por el ron y las canciones marineras. Desde aquí un pequeño homenaje a los piratas que tantas buenas tardes de cine nos han hecho pasar.

El cine de piratas ya se viene abordando desde la época muda así nos es raro a ver grandes estrellas de estos tiempos en la piel de malvados, bravucones o incluso simpáticos piratas como el caso de Harold Lloyd, Wallace Beery o el héroe de acción por antonomasia del cine de acción de la época como Douglas Fairbanks en una película que viene a sentar las bases y estereotipos del cine de piratas como es una de las primeras versiones de “El pirata negro” (1926) de Albert Parker


Con la llegada del sonoro hablar de piratas, así como de cualquier otro héroe de acción, es hablar de Errol Flynn. Su buen hacer en la exitosa “El capitán Blood” (1935), “El halcón del mar” (1940) ambas de Michael Curtiz o “La isla de los corsarios” (1952) de George Sherman, aquí ya más veterano y con un vida desenfrenos detrás de el, así lo constatan.



Otros dos actores que sin incurrir mucho en este género, tienen mucho que agradecer al cine de piertas. Burt Lancaster, quien con “El temible burlón” (1952) obtiene uno de sus primeros grandes éxitos y Tyrone Power que siempre será recordado por su impecable papel en “El cisne negro” (1942) de Henry King.


Como curiosidades también nos vale que hasta el mismísimo rey de las praderas del oeste se atreve a hacer una incursión como corsario, de la que por otra parte sale airoso, y es que “Piratas del mar del caribe” (1942) de Cecille B. DeMille resulta, sin ser de sus título más destacados ni mucho menos, una película interesante dentro del largo recorrido de John Wayne por el mundo del cine. Y si curioso es el caso de Wayne, digno de mención es también el Jean Peters, puesto que salta a la fama como la primera mujer pirata digna de mención del cine con la exitosa cinta de Tourneur “La mujer pirata” (1951) .


Dentro del cine clásico aun podemos seguir encontrando alguna cinta más digna de mención como la famosa “El capitan Kidd” (1945) con un excelente Charles Laughton, “El pirata barbanegra” (1952) de Raoul Walsh o a otro galán que se desenvolvía la perfección espada en mano como Stewart Granger en “Los contrabandistas de Moonfleet” (1955) de Fritz Lang.


Cita a parte merecen grandes clásicos como “Peter pan” que toca bastante de lleno el mundo de los piratas y que su versión más conocida pasa por ser la de Disney o un clásico de la literatura universal como “La isla del tesoro” de Robert L. Stevenson con sus múltiples versiones cinematográficas siendo una de las más destacadas precisamente una de sus primeras adaptaciones como la que en 1934 corría cargo de Victor Fleming con Jackie Cooper y Wallace Beery (como el archifamoso “Long” John Silver) como cabeza de reparto.


El cine contemporáneo también nos ha dado ciertas películas de renombra a fin de incluir en el post como en el caso de la exitosa en su día “Piratas” (1986) de Polanski, pero sobre todo por el reciente fenómeno masas Piratas del caribe”, serie de películas (que ya espera su quinto estreno) en las que Johnny Deep (o lo que es lo mismo su alter ego en la pantalla Jack Sparrow) hace las delicias tanto de niños como de adultos.


Saliéndonos un poco del contexto de la pantalla grande. Su hermana pequeña también ha ido creando a lo largo de los años series relacionadas con el tema corsario de diversa índole y con distinta suerte. Es el caso de la estupenda adaptación animada del clásico de Salgari Sandokan”,  el fenómeno derivado del anime “One piece” y en el otro extremo el reciente y calamitoso intento por parte de Telecinco en España por aprovechar el tirón de “Piratas del Caribe” con una serie que pretendía seguir su esencia, pero que a parte de convertirse en un fracaso televisivo muy alejado de las altas cotas de espectadores esperados, resulta casi un insulto a los valores llevados a cabo a lo largo de tantos años y aventuras dentro de este género tan exitoso.


A disfrutar en familia y.... !!!!!Al abordaje piratas¡¡¡¡¡


martes, 1 de mayo de 2012

Hitchcock en Hollywood (años 40)



El debut de Hitchcock en el siempre exigente cine de Hollywood viene de mano del productor independiente David O. Selznick, Selznick sabedor del gran éxito cosechado por Hitchcock a lo largo de Europa le hace una tentadora oferta, que sumada a la inestabilidad reinante en Europa, sumida en la segunda guerra, acaban de convencer al genio londinense para cruzar el charco de una vez por todas.

A su llegada Hitchcock es presentado como el mago del suspense, calificativo que lo perseguiría el resto de su vida y para su debut le está reservada una extraordinaria historia gótica basada en una historia de Daphne Du Maurier que responde al nombre de “Rebeca” (1940). El film resulta un éxito aplastante, logra la estatuilla a mejor película y confirma a Hitchcock como una de los grandes valores emergentes en el cine de Hollywood, para regocijo de Selznick.


El rotundo éxito cosechado por Hitchcock fue aprovechado por la industria cinematográfica para concienciar de la importancia de una guerra que pese a ocurrir a miles de kilómetros de los Estados Unidos cercaba cada vez más los intereses del gigante norteamericano. De este proyecto propagandístico surge “Enviado especial” (1940), que pese a no contar entre sus mejores títulos optó a seis Oscar (incluida mejor película).


El trabajo de Hitchcock era cada vez más reconocido en Hollywood así lo demuestra en 1941 al rodar con Cary Grant, una de las mayores estrellas de momento (que por otra parte se acabaría convirtiendo en uno de los actores fetiche del director inglés) el estupendo thriller de “Sospecha” (1941) en el que metía al galán por excelencia en la piel de un enigmático marido de oscuras intenciones (algo que no comprendió muy bien el público en un primer momento, más acostumbrado a ver al conocido actor en papeles más favorecedores).


El año 1941 también valió para aportar al a filmografía de Hitchcock una “rara avis” como “Matrimonio original”, comedia al uso americano con un de las reinas de la taquilla en aquella época como Carole Lombard. La apuesta no pareció funcionar y Hitchcock se mantuvo alejado de la comedia romántica en resto de su dilatada carrera, siendo fiel al thriller que tanto éxito le estaba deparando.


Con “Sabotaje” (1942), Hitchcock instaura en norteamérica el primer remake sobre un film suyo de éxito pretérito en el Reino Unido (al igual que años más tarde haría con “El hombre que sabía demasiado”), en este caso centra la trama en la segunda guerra mundial, ganando de esta forma la conciencia de una Norteamérica sumida de lleno en el conflicto bélico.


Sus dos siguientes películas pasan algo desapercibidas para el gran público vistas desde la perspectiva que dan el paso de los años observamos que han envejecido de forma distinta, mientras que “La sombra de una duda” (1943), pese a no encontrarse entre sus títulos más reconocidos, luce como una historia fresca y llena de intriga “Naufragos” (1944) parece haberse quedado como un experimento minimalista muy alejado del efecto conseguido años atrás con su exitosa “Alarma en el expreso” (1938).


“Recuerda” (1945), su siguiente película, a parte de ser la primera colaboración de Hitchcock con Ingrid Bergman, una de sus actrices fetiche en España será recordada por las escenas oníricas de un trastornado Gregory Peck tan bien diseñadas por un genio como Salvador Dalí.


Precisamente con Ingrid Bergman repite al año siguiente, en este caso junto a otro de sus actores predilectos, Cary Grant, en una película de espionaje en la segunda guerra mundial. Si la película se titula “Encadenados” (1946) muchos cinéfilos se darán cuenta que estamos ante una de las obras cumbre del mago del suspense.


Hitchcock cierra la década de los cuarenta con tres nuevas películas, dos de las mismas no pasarán a engrosar sus grandes títulos. “El proceso Paradine” (1947) resulta ser un buen thriller judicial, que pese a contar con un buen reparto no parece haber cuajado entre el gran público y “Atormentada” (1949) se convierte en uno de sus películas más controvertidas y desconocidas, pese a contar dentro del elenco de actores con Ingrid Bergman, sinónimo de éxito al lado del director británico.


Caso a parte es “La soga” (1948) una obra con un carácter claramente teatral y minimalista y que aparte de ser la primera incursión de James Stewart en el cine de Hitchcock, que tantos éxitos les deparará a ambos en el futuro, cuenta con la curiosidad de estar rodada en único plano secuencia, lo que da muestras una vez más de virtuosismo de director británico.