miércoles, 19 de junio de 2013

D. W. Griffith



David Wark Griffith no solo pasa por ser uno de los pioneros del mundo del cine, sino que echando la vista atrás se erige como un figura determinante en el devenir del séptimo arte.

D. W. Griffith ofreció su talento al cine prácticamente con la aparición del mismo y su aportación se antoja clave para la evolución del mismo. Griffith no comparte la postura de los hermanos Lumiere, más cercana al cine documental, o del Méliès, que lo enfoca al mundo de la varieté y lo circense. Griffith intuye antes que nadie el potencial de la imagen en movimiento y al igual que llevaban haciendo los libros durante cientos de años se centra en el nuevo arte como narrador de historias. Nace así el concepto de cine moderno.

Griffith es una de la cabezas visibles del nuevo Hollywood, descubre a las primeras grandes estrellas del celuloide como Las hermanas Gish o Mary Pickford, que convertiría en la novia de América y cuyo matrimonio con el actor Douglas Fairbanks haría correr ríos de tinta. Y precisamente junto al matrimonio Pickford-Fairbanks y junto a Chaplin, D.W Griffith funda la compañía United Artist, compañía con un aire de independencia al margen del las grandes mayors, creada para defender los derechos de todos aquellos que se ganaban la vida en un Hollywood cada vez más plagado de estrellas y trabajadores. Compañía que por otro lado se mantuvo en pie más de medio siglo hasta se adquirida en los ochenta por la MGM.

El cine de D. W Griffith nace por lo tanto casi con el nuevo siglo. Sus primeros trabajos datan de 1908 con una serie de cortos con los que va experimentando su cine y evolucionando a la vez que un arte con apenas diez años de vida. Sin embargo no es hasta 1914, con ya muchos cortometrajes a sus espaldas cuando se decide a dar paso al largometraje. Lo hace por medio de una adaptación de índole bíblico con “Judith de Betulia”.


Un año más tarde llega una de las obras clave no solo en su filmografía, sino para el devenir de la historia del cine en general. El 1915 se estrena “Nacimiento de una nación” en medio de la polémica suscitada por muchos en torno al racismo latente en la cinta y al ensalzamiento de un grupo tan reprobable como el Ku Klux Klan. Polémica a parte las más de tres horas de cinta, algo insólito en aquellos días, da chance a Griffith para mostrar todo su talento y demostrar que el cine es ya un arte asentado, narrando los acontecimientos más relevantes de la historia de los Estados Unidos en una cinta que aúna acción, aventuras, drama, romance…Todo un homenaje y uno de los primeros pistoletazos de salida en cuanto conocemos hoy al séptimo arte.


Tan solo un año tarda Griffith en aportar la que sería su otra gran obra maestra. Una impresionante y mastodóntica cinta que responde al nombre de “Intolerancia”, en la que puede que como as resto de cintas del época las interpretaciones se vean hoy en día excesivamente sobreactuadas o que muchos aspectos de la trama perdiesen frescura con el paso de los años, pero lo que es incuestionable es la labor de Griffith, tanto en la dirección de los actores (con hasta tres mil extras en algunas tomas), como sobre todo, a la hora del montaje, donde el film se erige como una verdadera obra maestra con cuatro historias que se entrelazan para mostrarnos la intolerancia del ser humano. La más impresionante sin duda es la de la antigua Babilonia, con impresionantes decorados, que en nada envidian a los suntuosos de la posterior época dorada de Hollywood .


Sus posteriores trabajos son romances y dramas con las citadas hermanas Gish o Mary Pickford como protagonistas. Títulos importantes como “Lirios rotos” (1919), melodrama con reminiscencias de “Romeo y Julieta”, el melodrama “Las dos tormentas” (1920) o la meticulosa reproducción de la aristocracia francesa previa a la revolución en “Las dos huérfanas” (1921).




Griffith cierra su vital participación en el mundo del cine con sus dos aportaciones al cine sonoro. Un biopic sobre una figura tan importante como “Abraham Lincoln” (1930) u otro melodrama, esta vez centrado en el mundo el alcoholismo de título “La lucha” (1931), que tiene el honor de aparecer como la última aportación al mundo del cine de uno de los mayores pioneros de este arte, considerado incluso por muchos como padre del cine, pues con la desaparición del cine silente la figura de Griffith se va a apagando hasta su fallecimiento, cercanos ya los años cincuenta y reivindicado por muchos directores como grandes admiradores de su legado y obra que se mostraban críticos con el trato del mundo de la industria del cine con el gran pionero en Norteamérica del séptimo arte.


No hay comentarios:

Publicar un comentario