lunes, 14 de enero de 2013

Cine de mafia o de gángsteres


Uno de los grandes géneros del cine es el cine de mafia o “gangster”. Tan viejo como el propio cine es un género que ha sabido evolucionar con los tiempos, así como tiempo atrás los mafiosos al margen la ley se ocupaban de proveer de alcohol las calles de las grandes ciudades norteamericanas durante la ley seca hoy en día su luchas es por controlar la entrada y salida de distintos e ilegales estupefacientes que colocan en el mercado gracias a sus contactos y su especial manera de negociar.

Hablar de mafia es hablar de policías corruptos, de grandes capos, de implacables detectives y  policías, de la mentada ley seca, de tiroteos en plena calle y ajustes de cuenta, de lucha interna entre las distintas familias…toda un retahíla de situaciones que enriquecen un cine que siempre ha sido objeto de admiración por parte de gran parte del público y en el que se marca un antes y un después desde la irrupción allá por lo años setenta de la famosa trilogía de Mario Puzzo, adaptada por Coppola para la gran pantalla “El padrino”. El gran referente del cine de mafiosos que revolucionará un cine que parecía cada vez más solapado con el detectivesco cine negro, con tanto auge en los años cincuenta y servirá de referente para no solo la evolución misma del género sino par ala aparición de un serie de contemporáneas obras maestras del cine de mafia.


PELÍCULAS MÁS DESTACADAS

Seguimos su evolución a través de los grandes títulos del género desde sus comienzos en blanco y negro, pasando por la época del cine negro, la irrupción del Padrino y el cine de mafia contemporáneo.

1) Primera etapa

En un principio el cine en blanco y negro de los comienzos de la etapa sonoroa ya empezó a dar cobertura a este tipo de género. En una época en donde Norteamérica pasaba por el trago de la ley seca, nunca mejor dicho, los bajos fondos se ocupaban de proveer de alcohol a clandestinos establecimientos, mientras ellos se enriquecían con un dinero negro e ilegal y mantenían con tiranía al margen a las fuerzas públicas y demás interesados en hacer negocio en donde solo el más fuerte consigue prosperar. Una serie de películas destacan en esta época sobre las demás, recordemos que siempre fue un género con gran importancia, engrandeciendo a actores como Cagney o Robinson. Grandes títulos no solo del género sino del cine en general.     

“La ley del hampa” (1927) – Aún con el cine mudo como transporte para la historias aparece la primera película mediática en torno al crimen organizado. Fruto de Von Sternberg es considerada como la madre del cine de gángsteres.


“Hampa dorada” (1931) – Libre adaptación de la vida de Capone y todo un clásico del género que encumbró a Edward G. Robinson como una de las caras más reconocibles de Norteamérica.


“El enemigo público” (1931) – En este caso le toca a James Cagney, la otra gran cara de los comienzos del género al que le toca interpretar el ascenso y posterior caída de un criminal de poca monta que gracias a la ley seca se convierte en uno de los criminales más poderosos de Norteamérica.


“Scarface” (1932)Paul Muni recibe su bautismo de oro en Hollywood con el papel por le que más sería recordado en de Tony Camonte un criminal que a base de tesón y sangre fría elimina a todos sus rivales hasta convertirse en el más poderoso hampón de Chicago. Más conocido será su remake en los ochenta en donde Pacino reinventa a personaje convirtiéndolo en hispano, en esta versión es de ascendencia italiana, pero eso ya es harina de otro costal.


“El último gangster” (1937)Edward G. Robinson vuelve al género que tanta fama le reportó para interpretar a un gangster crepuscular, que después de unos cuantos años privado de libertad, vuelve a sus calles en las cuales tendrá que adaptarse a los nuevos y cambiantes tiempos.


“Ángeles con caras sucias” (1938) – Otro de los títulos claves no solo de género, sino del cine en general. En una de las primeras apariciones de Humphrey Bogart, buque insignia del posterior cine negro de las décadas venideras, un estupendo James Cagney borda el papel de un mafioso idolatrado en las calles y al que su modo de vida todo un ejemplo para cientos de jóvenes que malviven en los más lúgubres rincones de la ciudad.


2) Irrupción del  cine negro

El cine de gángsteres llevaba un tiempo pidiendo una renovación de ideas. Argumentos ya muy trillados sobre el auge y caída de figuras del mundo del crimen o sobre la tan recurrida ley seca parecían comenzaban a cansar al gran público. Sus estrellas se hacían mayores y ya no eran tan creíbles como ese poderoso ser capaz de conseguir todo lo que se proponga. Aquí es cuando entra en escena el cine negro, uniendo y solapando en muchas ocasiones el cine del crimen organizado con el detectivesco, ahora los gángsteres no eran tanto las estrellas, sino esos implacables detectives o policías que sin ningún tipo de temor salían a las calles a combatir el crimen organizado. De esta etapa se puede ver una reseña más en profundidad en el post dedicado en su día a este subgénero.

3) “El padrino”

La repercusión de la trilogía del Padrino de Mario Puzzo es total y no solo hablando del cine sobre mafia. El tremendo éxito y la meticulosa adaptación por parte de Coppola de la familia Corleone crea un antes y un después a la hora de representar todo lo que rodea al mundo del hampa. La trilogía se convierte en todo un precedente para el género y a raíz de su estreno es clara su influencia en el resto de películas sobre el crimen organizado.

4) El cine de mafia contemporáneo

Ahora es donde se hace patente la larga sombra del Padrino y su gran influencia a la hora de caracterizar la visión del mafioso moderno, mucho más despiadado y sin miedo a la hora de pasar a la acción. El que antes se enriquecía gracias al tráfico ilegal de alcohol ahora lo hace gracias a las drogas o controlando el juego como dos importantes motores de la economía “sumergida” que son. Pese a ser un cien muy cercano a nosotros en el tiempo nos permite rescatar verdaderas joyas, muchas de ellas ya grandes clásicos del género.

“El precio del poder” (1983) – Todo un clásico del género que resulta un remake del clásico “Scarface” (1932), que supera incluso a su predecesora gracias a un Pacino inconmensurable como Tony Montana, uno de los mafiosos más famosos y brutales de la gran pantalla. Imperdible.


Érase una vez en América” (1984) – Incursión en el género de Sergio Leone, que pretende contar la evolución de la sociedad norteamericana de las grandes ciudades gracias a las vivencias de un grupo de jóvenes del a calle que han de saber amoldarse a los tiempos que corren y a la tan recurrida “ley del más fuerte”. Todo un ejemplo de cine callejero.


“El honor de los Prizzi” (1985) – Un John Huston ya en el ocaso de su carrera retrata a la perfección a una familia de la mafia y su relación y comportamiento tanto con otras familias como entre sus miembros en sí.


“Los intocables de Eliot Ness” (1987) – Retrato del Chicago de los años de la ley seca y de los años de Capone, el mafiosos más mediático de toda la historia, y de su enfrentamiento con su némesis Eliot Ness, como cabeza visible de la policía federal.


“El clan de los irlandeses” (1990) – Una muestra más del género en este caso alejado des estereotipo de italoamericano para centrarse en los irlandeses, con un peso importante a la hora de la evolución histórica de grandes ciudades norteamericanas como Nueva York, y que desde su clandestino pub todavía hoy en día se reúnen para tratar sus “asuntos”.


“Muerte entre las flores” (1990) – Debut de los hermanos Coen en el género y uno de sus primeros grandes éxitos. Con una historia que se engloba a caballo entre el cine negro y el de mafiosos y que retrata a la perfección los violentos años veinte pese al handicap del paso del tiempo.


“Atrapado por su pasado” (1993) – Nueva aparición de Pacino por el género que tanto éxito le lleva dando. En este caso en una historia de redención y de búsqueda de nuevas oportunidades en un mundo en donde no es nada fácil cambiar de hábitos.


“Una historia del Bronx” (1993) – Acostumbrado a este tipo de papeles, gracias en parte a Scorsese, De Niro se apunta a la dirección con esta historia sobre un padre que intenta alejar a su hijo del crimen organizado a fin de crezca en un entorno la más saludable para evolucionar de una manera correcta en la vida. Algo harto difícil si vives en el convulso barrio del Bronx.


“Donnie brasco” (1997) – Basada en hechos reales, Johnny Deep se infiltra esta vez en el mundo del hampa para poder recoger todo tipo de datos y declaraciones para aportar como pruebas y poder desbaratarlo desde dentro.


“Lock & Stock” (1998) – Ejemplo de cine de mafia británico, junto a “Snatch: cerdos y diamantes” (2000) con el que Guy Ritchie alcanzó fama internacional. En donde se narran hechos derivados de las actuaciones de pequeñas mafias locales con matones a sueldo y las distintas disputas entre ellas por el control del negocio clandestino.


“Camino a la perdición” (2002)Cine negro crepuscular de mano de Sam Mendes que retrata la época de la ley seca y de los clanes irlandeses con las distintas disputas de poder. Adaptación del cómic de Collins & Rayner y una de las últimas películas de Paul Newman.


“El caso Slevin” (2004) – Interesante thriller con un buen reparto y con inesperados giros argumentales con la mafia como telón de fondo que pretende rescatar y actualizar a los nuevos tiempo el cine de mafioso, y que pese a no llegar a ser un mal ejemplo no consigue alcanzar su ambicioso objetivo.


“American gangster” (2007) – Clásica historia que relata la vida de un mafioso desde sus difíciles comienzos hasta su culmen y posterior caída. En este caso Denzel Washington es un coger que a base de tesón se convierte en uno de los mafiosos más importantes no solo de Harlem, sino de toda la ciudad de Nueva York, gracias a su impecable control de los estupefacientes de la ciudad.


En tono más distendido

“Mafia estafa como puedas” (1998) - Leslie Nielsen no podía dejar de dar su singular versión de un género tan conocido como el cine de mafia.


“Falsas apariencias” (1999) - ¿Qué pasa si tu hasta ahora apacible vida se ve truncada porque tu nuevo vecino es buscado por la mafia?. Esa es la pregunta que le ronda la cabeza a Matthew Perry al ver instalarse en la casa de al lado a Bruce Willis. La idea resulta pues incluso da para una segunda parte.


“Una terapia peligrosa” (1999)De Niro se presta a parodiar uno de los papeles que más éxito le ha granjeado al acceder a interpretar a un inestable gangster con problemas emocionales. La película resulta y se rueda una segunda parte unos años después


TELEVISIÓN

Dos son las grandes series que con la mafia como argumento principal aprovecharon el tirón de la televisión, la primera gracias a su aparición en los comienzos de este medio y la segunda gracias a que lo hizo en la época de la aparición televisión por cable con todos los beneficios que ello conllevaba en su época.  En “Los intocables” (1959), Eliot Ness muestra su habilidad en su lucha contra el crimen y años más tarde la familia Soprano ser haría un hueco a lo largo de seis exitosas temporadas en esta selecta lista de grandes mafiosos.


YAKUZA

Otro tipo de cine de mafiosos es el que se centra en la mafia japonesa o yakuza que a su debido tiempo analizaremos pormenorizadamente en otro post.

LAS DISTINTAS CARAS DE LA MAFIA

Edward G. Robinson – Pequeño, pero rudo representó una de las primeras caras del crimen organizado en la gran pantalla. Célebres eran sus apariciones en blanco y negro en una época en donde el cine evolucionaba a pasos agigantados dejando atrás de una vez por todas simples guiones adaptados al ya pretérito cine mudo.


James Cagney – Coetáneo de la época de Edward G. Robinson. Este pelirrojo actor mostraba la cara más salvaje del gangster. Interpretaciones inolvidables, cargadas de sentimiento lo hacen imprescindible en esta pequeña selección


Paul Muni - Todos lo recordaremos como cara cortada, en un claro guiño a Capone, en la primera versión de “Scarface”. Un papel por el que todo el mundo le recuerda y quizá el más grande de toda su carrera.


Marlon Brando – La incursión de Brando en el cine de mafia se ciñe a una aparición, pero si esa es la de Don Vito Corleone, lo hace merecedor de ser recordado y una parte esencial del cine de mafiosos.


Al Pacino – Otro de los partícipes en la trilogía delpadrino que a su vez fue engrandeciendo más su imagen de hampón con escogida, pero estelares apariciones en exitosos filmes del género.


Robert De Niro –El tercero en discordia dentro de la trilogía del Padrino, era Don Vito joven en la segunda entrega. También le debe mucho de su fama no solo a la película, sino a una serie de filmes rodados junto a Scorsese que relanzan su figura como uno de los mafiosos más reconocibles de toda la historia del séptimo arte.


EL RINCÓN DE SCORSESE

Si hay un director en la actualidad que debe gran parte de su fama al cine de mafia ese es Martin Scorsese. Hijo de italoamericanos que nació y creció en Nueva York, ciudad sobre la que no se cansa de rodar y en torno a la que disecciona una rica serie de personajes en diversas y exitosas películas muchos de ellos relacionados con los bajos fondos, el ambiente callejero y la sociedad del crimen organizado que a buen seguro a el le tocó más o menos de cerca en sus años de niñez y juventud. A continuación unos cuentos ejemplos de la relación cinematográfica de Scorsese con la mafia.

“Malas calles” (1973) – Prácticamente su debut para la gran pantalla es todo un manual de lo que será su cine a lo largo de los años. Un recorrido por los bajos fondos neoyorquinos en donde la mafia reina a su antojo y la moralidad es un bien muy escaso.


"Uno de los nuestros” (1990) - Quizá la obra maestra en torno a la mafia de Scorsese. Todo un clásico del género en donde en cineasta neoyorquino realiza un fantástico lienzo sobre el concepto de la mafia y sus clanes o familias.


“Casino” (1995) – Otra aportación de Scorsese a la causa y de nuevo con De Niro bajo su batuta. Este vez el preciado objeto de deseo no es el control del narcotráfico sino del flujo de dinero de un lujoso casino en Las Vegas.
  

“Gangs of New York” (2002) – Scorsese se retrotrae al NuevaYork de finales del siglo XIX. Una ciudad muy distante de la actual en donde las distintas bandas de inmigrantes recién llegados a la ciudad hacían fuerza por hacerse con el control de los bajos fondos de la ciudad en lo que puede interpretarse como en origen de la mafia en el continente americano.


“Infiltrados” (2006) – Tras años apartados del género Scorsese vuelve a su género predilecto con esta historia de espionaje. En donde, como Jonnhy Deep años atrás, Di Caprio ha de infiltrase en una peligrosa banda de mafiosos para hacerla caer desde dentro. 


“Boardwalk empire” (2010) – Último proyecto hasta fecha del auténtico mecenas del cine de mafia de la actualidad. Esta vez es una serie que recientemente se estrena para la televisión con la mafia como telón de fondo en la Atlantic City de la época de la ley seca y que muy buenas críticas ha estado recibiendo hasta el momento.


 

domingo, 13 de enero de 2013

El cine que viene: "Hitchcock"

Uno de los biopics más esperados del año está a punto de estrenarse en España. En "Hitchcock" un más que creíble Anthony Hopkins se mete en la piel del mago del suspense para representar todas sus filias y sus fobias durante el rodaje de "Psicosis" (1960), una de sus películas más imperecederas. Con un reparto espectacular, lleno de importantes rubias, que a buen seguro serían del gusto del mago del suspense, como Scarlet Johansson o Jessica Biel, la película resulta toda una oportunidad para indagar en la cara más oculta del genial y controvertido director británico y en su relación con su compañera y esposa Alma Reville.


Estreno en España 1 febrero de 2013

miércoles, 9 de enero de 2013

Stan Laurel y Oliver Hardy (El gordo y el flaco)


Otros de los grandes iconos de cine mudo serán siempre recordados en un indisociable pareja y es que aunque la carrera de Stan Laurel y Oliver Hardy ya venía de lejos en el temprano cine mudo no fue hasta que se consolidaron como la pareja Laurel y Hardy (o el gordo y el flaco como serían reconocidos en los países hispanohablantes) para pasar a a la historia como uno de los hitos del cine cómico de todos los tiempos.

Esta improbable pareja de un escuálido actor británico y de un orondo estadounidense estaba destinada a convertirse no solo en un referente del género slapstick sino en todo un icono y un referente en el legado del cine cómico, algo que Hollywood supo reconocer cuando ya con Oliver Hardy fallecido le fue concedido un Oscar a Stan Laurel por su especial contribución a la evolución del cine cómico. Hoy en día sus nombres están al lado de los Harold Lloyd, Charles Chaplin, Buster Keaton o ya con el recién estrenado sonido los hermanos Marx.

Tras una serie de cortos de escasa relevancia a sus espaldas y con algo de suerte, como siempre en esta vida, Laurel y Hardy unen su destino en “The lucky dog” (1921), su primer corto conjunto, aunque sin formar todavía ese dúo cómico que tanto éxito le acarrearía en el futuro. Éxito que se comenzaría a fraguar con “Un par de marinos” (1927) o “Un día de campo” (1929), primeras cartas de presentación de este dúo al universo fílmico mundial.


Corrían tiempos difíciles para la comedia, uno de los géneros más afectados con la entrada del cine sonoro. El género slapstick, claramente visual, parecía quedar obsoleto ante un público ávido de las importantes novedades que conllevaba el cine sonoro, algo que fue una gran losa para una importante cantidad de actores y actrices silentes que fueron incapaces de dar el salto de un cine a otro. Éste no fue el caso de Laurel y Hardy, dos perfectos caballeros cargados de optimismo que contraponían el correcto acento británico de uno con el más coloquial sureño del otro haciendo las delicias de un nuevo público para una nueva forma de hacer comedia.

Así los pequeños rollos de veinte minutos pasan a mediometrajes lo que hacía más que evidente el creciente éxito de la pareja. Era cuestión de tiempo para el lógico salto al largometraje. Corría el año 1931 y se estrenaba “De bote en bote”, toda una sátira sobre la ley seca que tuvo una gran repercusión en la época y que les permitió acrecentar su fama pudiendo asentarse en el sistema de estudios, intercalando el rodaje de cortos y mediometrajes con el estreno de nuevos largometrajes.


Su siguiente gran éxito será a la postre su obra más recordada. En 1933 se estrena “Compañeros de juerga” una fabulosa comedia de engaños que eleva al estrellato y a la fama a la ya mundialmente conocida pareja de cómicos para ganarse un hueco de una vez por todas en ese lugar selecto en donde solo figuran los más grandes de la comedia.


Pese a la gran fama alcanzada, el trabajo y esfuerzo de la pareja es intachable. Su ritmo de trabajo es frenético y se suceden cortos y más cortos de éxito “Dos veces dos” (1933), "Dos entrometidos” (1933), “Por su mala cabeza” (1934)…con largometrajes de un calidad más que aceptable como “Fra diavolo” (1933) o “Había un vez dos héroes” (1934), un puñado de oportunidades para mostrar al mundo su talento para la comedia y su total compenetración como pareja cómica.



Otro de sus grandes títulos llega con “Dos fusileros sin bala” (1935) una hilarante comedia sobre una supuesta herencia que sacaría al dúo de un vez por todas de pobres y a los que una serie de enredos los lleva a combatir defendiendo los intereses del imperio británico en India.


Un año más tarde llegan un par de títulos importantes “Dos pares de mellizos”, en donde apreciamos al dúo incluso por partida doble y “Un par de gitanos” en la cual aplican todo su ingenio y “destreza” (más bien torpeza) para rescatar a su hija adoptiva de los oscuros calabozos del castillo en donde se halla encerrada.


Tras seguir de nuevo su quimera del oro, esta vez intentando vender ratoneras en Suiza, la cuna del queso por excelencia en “Quesos y besos” (1938), Laurel y Hardy finalizan los años treinta en el cenit de su fama con importantes títulos que los llevaran desde luchar en la primera guerra mundial en “Cabezas de chorlito” (1938) hasta el mismísimo oeste en “Laurel y Hardy en el oeste” (1937).



En los cuarenta pese a seguir con la misma fuerza que en su década dorada comienza su lenta pero paulatina decadencia. Así esta nueva década sigue englobando éxitos como “Estudiantes en Oxford” (1940), “Marinos a la fuerza” (1940) o ¡Qué par de locos!” (1942). La irrupción de la segunda guerra mundial y la continua evolución del cine fueron relegando paulatinamente a este par de cómicos hacia el olvido y sus trabajos eran cada vez menos frecuentes y de menor calado.


Tras le guerra apenas lo pudimos ver en un puñado de título y para eso de una calidad muy inferior a la que nos venían acostumbrando con “Utopía”, un producción francesa de 1951 finalizaba la extensa y exitosa colaboración del dúo para la gran pantalla. Finalmente enfocaron sus miras en las giras y en la recién estrenada televisión, pero sus fama ya había pasado y pese al esfuerzo de amigos comunes como John Wayne o Hal Roach Jr. el caso es que Laurel y Hardy jamás volvieron a aparecer juntos en la gran pantalla. Oliver Hardy fallecía recluido en su casa con depresión tras haber perdido casi sesenta kilos de su famosa y oronda figura debido a una serie de derrames cerebrales mientras que Stan Laurel le sobrevivió nueve años en los que tuvo tiempo de recibir un homenaje de Hollywood en forma de Oscar por su carrera y méritos al que ni siquiera acudió a recibir muriendo en su casa de un infarto ya entrados los años sesenta. 
 

jueves, 3 de enero de 2013

Cine y surf


Estrenamos año lleno de fuerza y buenas intenciones, destilando vibraciones positivas y ganas de vivirlo a tope lo que viene muy en consonancia con el contenido de lo que se espera que sea el primero de muchos post en este 2013 que apenas comenzamos. Y es que el surf siempre fue considerado como uno de los deportes acuáticos por excelencia, lejos de encorsetamiento de las piscinas y aguas interiores los fanáticos de surf buscan libertad de movimientos con un estilo de vida propio en donde la búsqueda de la ola perfecta es la propia búsqueda de su identidad y lugar en la vida. A lo largo de estos más de cien años de cine son varios los ejemplos que ilustran este particular modo de vida.

El cine documental es uno de los que mayor cabida le fue dando al fenómeno del surf. Así desde el ya lejano “The endless summer” (1966), considerada toda una pieza de culto para los entendidos en la materia se suceden distintas incursiones en todo lo que conlleva el universo surfero como en “Surf de olas gigantes” (2004), una especie de repaso de la evolución de este deporte desde sus inicios maoríes hasta la actualidad o los más recientes “Walking on water” (2007) y La ola definitiva Tahití” (2010) junto a Kelly Slater, once veces campeón del mundo de surf y todo un gurú y referente de este deporta a escala mundial. Hasta el mismísimo Tim Burton allá por sus comienzos se atrevió a aventurarse con un pequeño documental (“Luau” [1982]) sobre el mundo de surf, a priori tan en las antípodas de su gótico y particular modo de ver el cine


Hablar de surf es hablar de espectáculo, de riesgo, de naturaleza en estado puro que unos pocos valientes intentan poder manejar a su antojo con respeto, pero sin miedo. Esa sensación y ese modo de vida está muy bien reflejado en películas como la clásica “El gran miércoles” (1978), “En las manos de Dios” (1999) o en la ya más reciente “Persiguiendo Mavericks” (2012), en donde el ser humano se aleja de toda la comodidad que puede dar la civilización para adentrase en lo más salvaje de la naturaleza en busca de su ola perfecta.


Sin embargo hablar de surf es también hablar de superación, de vía de escape y método de lucha y motivación en la vida. Historias como la de “Soul surfer” (2011), basada en un hecho real, que tiene por argumento a una joven a la que un tiburón le priva de un brazo mientras realiza su pasión, que lejos de alejarla de la  misma la convierte en su motivación personal en su día a día, o la historia de un joven sordomudo al que el surf un buen día le devuelve la ilusión por la vida en el excelente relato de Kitano “Escenas en el mar” (1991) así lo atestiguan.


Sin duda la película que más fama le ha dado al surf llega en los noventa con “Le llamaban Bodhi” (1996), un excelente thriller en donde un joven Keanu Reeves, recién ingresado en el FBI ha de infiltrarse en un banda de surferos dedicada a asaltar bancos.


El cine de animación también se ha hecho eco del fenómeno surf. Así ya en los años treinta el mismísimo Mickey y sus amigos se atrevían a cabalgar las olas sobre una tabla en “El rey del surf” (1937) y muchos más recientemente una pandilla de graciosos pingüinos mostraban al mundo sus proezas en un deporte que consideran de propia invención en “Locos por el surf” (2007)


La relación del mundo del surf y el del cine continúa muchos más allá de lo que se puede vislumbrar en estas pocas líneas, pero ya son obras mucho más efímeras destinadas por lo general a un público adolescente y por lo general con escasa acogida mucho más allá de dichos círculos. Así se repiten títulos poco recomendables como “En el filo de las olas” (2002) o “Surf school” (2006) que buen seguro no conseguirán empañar la fructífera relación que a lo largo de todos estos años se viene dando entre cine y surf para regocijo de su incontable legión de seguidores y de los amantes de séptimo arte.